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Hooligans

Diana Miriam Alcántara Meléndez
Diana Miriam Alcántara Meléndez

La autoestima es una valoración positiva de uno mismo, pero si no existe este aprecio y reconocimiento propio, lo que queda son, entre otras cosas, problemas de socialización, de crecimiento y de madurez, sobre todo emocional. La falta de confianza y asertividad, la inseguridad y la duda, el miedo, la soledad, la incapacidad para tomar decisiones y la consiguiente dependencia de lo que hacen y dicen otros, todo repercute en el desarrollo humano, con eco en muchas otras áreas del crecimiento personal y social. El individuo, en consecuencia, se siente desamparado y puede ir perdiendo también su identidad, su motivación, su rumbo y hasta el sentido de su vida.

El aislamiento le impide ser solidario y sentir identificación con otros seres humanos. La familia le es insuficiente, insatisfactoria o simplemente no existe, lo que no ayuda a fortalecer su carácter. Por eso busca un lugar al que pertenecer, busca la aceptación de otros, porque no encuentra su propio lugar en el mundo, ni su propia identidad, no tiene aspiraciones, ni ideales que seguir. El problema es que esa confusión le obstaculiza en ocasiones, saber diferenciar entre aquello que le ayuda y lo que le daña. En este punto de su vida se encuentra Matt Buckner, protagonista de la película Hooligans (Reino Unido-Estados Unidos, 2005), escrita por Dougie Brimson, Josh Shelov y Lexi Alexander, éste último quien también dirige, y protagonizada por Elijah Wood, Charlie Hunnam, Claire Forlani, Leo Gregory y Marc Warren.

Estudiante de periodismo en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, Matt pierde su plaza y es expulsado cuando acepta echarse la culpa por vender drogas, de lo que en realidad es responsable su compañero de cuarto, un joven adinerado y de buena familia, que le promete remunerarle el sacrificio. Sin más que hacer y queriendo esconderse del fracaso que siente de sí mismo y ante la situación, Matt busca refugio con su hermana Shannon, que vive en Reino Unido con su esposo Steven y su bebé recién nacido.

A raíz de esta convivencia, Matt comienza a socializar con el hermano de Steven, Pete, líder de los hooligans de un equipo de futbol de Inglaterra. Estos amigos, hinchas que apoyan en este caso al West Ham United, muestran a Matt un mundo hasta ahora ajeno a él, donde importa el honor, la dignidad, el compañerismo, la solidaridad y la unidad, si bien, la arraigada afición despierta también en sus integrantes una predisposición a la violencia, en una filosofía de ‘entrarle’ y ‘nunca correr’, una actitud de valentía en donde la masculinidad se expresa en el ser el más fuerte, el más audaz, el que nunca “se raja”, violencia extrema y formas de comportamiento grupal que hasta ahora Matt nunca practicó.

Es entonces cuando las puertas a una posibilidad de cambio se le abren al protagonista, que ve una nueva forma de vida, de ser y sentir en esta dinámica de compañerismo, algo atractivo que le motiva, es decir, la forma de contrarrestar la derrota sufrida por el engaño que aceptó, sumisamente, de su compañero en Harvard, y que lo ubicó, precisamente frente a sus propios ojos, como un fracasado. Rápidamente, al verse rodeado del opuesto que permeaba en aquel ambiente selectivo, Matt descubre una realidad con la que se siente más cómodo y más identificado, en una clase social menos elitista, más inclinada a arriesgarse, a ser libre, a ser impulsiva y a ‘disfrutar del momento’. Un ambiente en donde la relación se construye en torno a una pasión (en este caso el futbol), donde las actividades de convivencia son en los bares, los estadios y el calendario deportivo, generando una fraternidad efectiva entre los miembros del grupo, más allá de sus propias familias y espacios laborales. Aquí la gente que le muestra su apoyo profesa que el apoyo mismo es código de honor, escenario que para Matt, acostumbrado a estar solo desde pequeño, tanto necesita.

La misma violencia y el vandalismo, propiciados por la enemistad entre hinchas, que se traduce en peleas a puño y disturbios, llegan a Matt como una oportunidad de catarsis, para desahogar todo aquello negativo y equivocado que hizo y que fue interiorizando dejando que consumiera toda su buena voluntad. Justo lo que su estado de ánimo necesita para expresar la furia acumulada por su impotencia ante el abuso sufrido en su escuela y el resentimiento hacia sus padres. Además, el joven no juzga con maldad, porque no es su naturaleza ni va acorde con su ética, así que quizá no comparta la actitud de violencia por el mero juego de la violencia, pero sabiéndose en un ambiente socio cultural que no conoce, prefiere ‘seguir la corriente’ que exponerse de nuevo al rechazo.

Pronto se ve inmerso en un ambiente donde puede dejar salir todas las frustraciones vividas y, en ello, encuentra una satisfacción personal que desprende de la visión de vida de los hinchas, más despreocupados, más ávidos de la adrenalina y menos acomplejados por las consecuencias de sus actos, que es como Matt siempre ha vivido y que, por el momento, lo tiene ya harto. Quizá Matt no es violento por naturaleza, pero cuando se encuentra con ella, cuando golpea a los contarios, como hacen todos los demás, en realidad lo que busca, a diferencia de ellos que quieren pelear, es encajar, ser aceptado y vivir una plenitud que hasta ahora nunca había alcanzado.

Presionado por cumplir con los estándares de vida y las expectativas que su padre le impone, un reconocido periodista con el que ineludiblemente se mide profesionalmente hablando, y distanciado de todo tipo de apoyo moral de cualquier otra fuente que no sea su hermana, quien tiene ya su propia vida al lado de una nueva familia, la autoestima de Matt flaquea. Es por ello que resulta entendible que cuando se ve en un escenario donde sus amigos se plantan a su lado y juntos se unen, aunque sea en una pelea en las calles, lo que mira no es sangre y dolor, sino unión y fraternidad. Esa idea de ‘tú apoyas a los otros y los otros te apoyan a ti’, es todo aquello que Matt siempre quiso, de su familia, de sus amigos o de sus compañeros, pero que nunca obtuvo, hasta ahora.

Valora el golpe dado y recibido, porque lo asume como una oportunidad para dejar salir su propia furia, para desquitarse, simbólicamente, viendo en el puño, e impregnando en él, ese deseo de venganza y justicia que no encontró, específicamente hablando de su compañero de Harvard, pero también hablando sobre la vida misma que no parece, según siente, dejar de derrumbarlo una y otra vez. Es también la forma de demostrar su valor a quien le ha abierto la incorporación al grupo, el líder de la organización, y que igualmente le muestra su forma de vida personal, su trabajo y sus principios morales, a los que Matt valora y aprecia; incluso ante su hermana y a su padre, para hacerles ver que es capaz de valerse por sí mismo, de ser aceptado y reconocido en otros ambientes sociales.

Pero no es que la vida sea más o menos cruel para Matt que para otros, es sólo que él ve cada tropiezo como la peor y más fatídica caída, precisamente porque su estado emocional lo mantiene cabizbajo. Matt está perdido, en el valor poético de la frase, así que cuando llega a un mundo en el que se le acepta, no duda, ni juzga, ni planea desprenderse de él. Lo asume como un nuevo estilo de vida que le permite expresar sus sentimientos, conocer y tener experiencias que no se había imaginado.

Todo cambia no obstante cuando la disputa entre hinchas contrarios crece, la desconfianza del mejor amigo de Pete, que ve a Matt como un extraño, una amenaza, alguien que llega con la intención de socavar la unidad del equipo, lo lleva a la traición, y la actitud autodestructiva de Matt se asienta porque parece que comienza a disfrutar de las peleas no sólo por los golpes que da, sino más aún por los que recibe.

El padre de Matt lo visita y le ofrece una opción para reivindicarse, sin embargo, para el chico es otro ejemplo de fracaso personal y para los hinchas el todo es visto como traición. Se hacen a la idea de que es un periodista encubierto que los expondrá públicamente, lo que desemboca en una serie de engaños y alianzas que terminan en tragedia, en donde el enfrentamiento pasa a convertirse en una verdadera pelea a muerte en busca de venganza, aprovechada e incitada por el líder del bando contrario, que echa la culpa a Steven, antiguo líder de su grupo de hooligans, de la muerte de su hijo, fallecido en un accidente durante un enfrentamiento entre bandos contrarios.

Ante este escenario Matt debe entender que lo que tiene enfrente ya no es un camino por la búsqueda de su identidad y la confianza, sino una pelea, literalmente, a muerte. Pero además, en este punto clave en su recorrido puede darse cuenta que no es Pete, ni Steve, ni Shannon, ni su padre, ni los otros hinchas, quienes pueden ayudarlo, si no lo hace él mismo. Si Matt tiene que madurar, entender sus errores, recuperarse de las caídas, imaginar su futuro, darle sentido a su propia existencia, es entonces él mismo quien debe dar ese paso hacia el crecimiento. Y sus decisiones marcarán su rumbo de vida, así como las de Shannon las suyas, las de Pete o las de Steven. Es decir, cada quien define su propio camino a partir de sus decisiones personales.

Matt ya no puede seguir haciendo lo que los demás hacen, o le dicen que haga, porque así es como terminó expulsado de la universidad. El sentido de pertenencia, el coraje y el valor que gana de la experiencia con Pete y sus amigos, llega en el momento importante en que lo necesita, pero en adelante, la decisión de qué hacer con ese crecimiento y aprendizaje, es suya.

¿Cree realmente Matt en la violencia y en la agresividad? ¿Se da cuenta que sus actos también afectan la vida de otras personas? ¿Reconoce la importancia de la sinceridad y la solidaridad? ¿Comprende que sus actos fueron los causantes de la expulsión de la universidad? ¿Qué aprende de ese autodescubrimiento que ganó con la experiencia? ¿Qué elige ahora que finalmente ha madurado y se ha levantado de la caída?

“La vida de Pete Dunam me enseñó a proteger mi territorio. Su muerte me enseñó que hay un momento para apartarse. Nunca tuve oportunidad de agradecerle. Pero puedo vivir de manera que lo honre”, reflexiona Matt al final de la película.

Ficha técnica: Hooligans: Defiende a los tuyos - Hooligans

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