Golazo que valió el boleto, el abono, el pase de por vida. Avilés Hurtado vio venir la pelota, no muy alta, no muy baja y no lo pensó, lo imaginó en sus sueños y lo hizo realidad.
Chilena, el balón conectado en la cabriola fue hacia el césped y botó con la suficiente fuerza para vencer a Corona. Como sea, un golazo, pero que no vale la victoria, porque Cruz Azul encontró aire, después de ir abajo 2-0 e igualó de forma dramática para seguir con su repunte hacia la liguilla.
Hurtado y César Montes le dieron ventaja a los regios, que parecía definitiva, pero de atrás vino La Máquina sacando vapor. Primero Milton Caraglio; después Igor Lichnovsky. El Cruz Azul llegó a 19 puntos en zona de liguilla.
Monterrey llega a 23, pero con tres juegos sin ganar. Un juego pasado por lluvia que volvió a evidenciar que la cancha del lujoso BBVA es un muladar.
Los charcos no son dignos de lo que representa el estadio y de la inversión que se hizo. Fuera de eso, el juego demuestra que Cruz Azul ha vuelto. Sí, La Máquina ha regresado a ser ese equipo incómodo, que basa su juego en no dejar jugar y en la rápida inspiración al ataque. Pero al mismo tiempo ha vuelto a ser ese equipo indeciso, desconfiado atrás y con falta de contundencia al frente.
Igor Lichnovsky metió el gol del empate al minuto 91.