Tarde de fiesta en el estadio Corona, el futbol fue una vez más el motivo perfecto para que los aficionados asistieran a su templo deportivo, en otro soleado domingo con los Guerreros defendiendo su territorio.
El rival en turno fueron los Bravos de Juárez, quienes apenas se están aclimatando al nivel de la Liga MX y eso quedó en claro durante esta segunda fecha del campeonato, con un equipo lagunero jugando a mil revoluciones por minuto, mientras los visitantes batallaban para siquiera arrancar el motor. Los aficionados Albiverdes llegaron al estadio con la firme idea de festejar otra victoria de su equipo, para volver a subir a lo más alto de la tabla general.
Pocas, muy pocas camisetas de los Bravos, aunque ciertamente vinieron a La Laguna numerosos aficionados desde el estado de Chihuahua, pero la inmensa mayoría traía puesta su playera Albiverde, demostrando que la pasión por los Guerreros ya está bien instalada en "el estado grande". La convivencia santista comenzó en el estacionamiento y la explanada del cuartel general de los Guerreros, con comida asada y bebidas refrescantes, muchas sonrisas entre quienes ya estrenaban su jersey Albiverde.
Ya adentro del estadio, antes del silbatazo inicial, el primer festejo fue de un aficionado en particular, luego de participar en una dinámica que implementó el club Albiverde, teniendo como regalo un automóvil último modelo, con la intención de invitar a los santistas a ingresar más temprano a ocupar sus lugares en las gradas. Arrancó el partido y comenzó el empuje de los aficionados, respaldando a su renovado equipo que comienza a causar ilusión entre la nación Albiverde, que festejó con gran ánimo durante el primer tiempo, no una, sino dos veces, tronaron los fuegos artificiales, pero el gozo resultó ser en vano, ya que las dos ocasiones, apareció el VAR como aguafiestas y los goles fueron bien anulados, terminando el tiempo cero por cero, aunque ya la pólvora se había gastado.
Amonestado por reclamar lo dictado por el famoso VAR, Guillermo Almada apretó las tuercas de su equipo y los mandó a ser más agresivos en toda la cancha, agresividad que rindió frutos al robar el balón en una mala salida de los Bravos, para tejer un intempestivo y certero contragolpe santista, que terminó en el gol que abrió "el ostión", aunque los aficionados estaban temerosos de que otra vez el VAR echara a perder la fiesta, finalmente pudieron respirar tranquilos y su equipo se puso en ventaja.
Comenzó entonces el festejo de los santistas en la grada, gozando con un equipo que por momentos incluso se dio el lujo de "cascarear", tocando la pelota a su gusto y paseando por la cancha al rival, que lució demasiado aturdido tras el primer gol y la diferencia de planteles resultó ser abismal. Así, con toques incesantes, llegó el segundo festejo de la noche, finalizando "el Charal" Orrantia la jugada con un pase a la red, para que luego llegara el juvenil Adrián Lozano y en apenas su segundo partido en Liga MX, marcó el primer gol de su carrera, un momento inolvidable para el canterano, que corrió a la banda para festejar junto a Javier Abella.
La ola, los celulares encendiendo sus luces para simular luciérnagas, el canto de "Duro Santos, duro", las palmas, brindaron un excelente marco para los últimos minutos del partido, donde siguió existiendo solamente un equipo sobre la cancha, equipo que amanece en la cima de la tabla general, con seis goles anotados y ninguno recibido, prácticamente en estas primeras dos fechas, Jonathan Orozco hubiera podido jugar con un antifaz en los ojos, sin tener motivos para preocuparse. Santos sigue ganando y La Laguna sigue sonriendo, paso perfecto hasta el momento, con la intención de que se prolongue mañana, al estrenarse en el torneo de Copa.
La afición lagunera se mostró contenta con el paso arrollador que mantiene su equipo, actual líder de la Liga MX. (ERNESTO RAMÍREZ)
