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¿ES EL FIN DE LAS BARRAS?

EDUARDO SEPÚLVEDA

El partido entre Santos y Monterrey solía ser de alto riesgo. Como si se tratara de algo más que futbol, cada vez que estos dos equipos se enfrentaban en el campo, las autoridades en Torreón planeaban estrategias para que la violencia no fuera a sobrepasar los límites. Como si el futbol fuera algo más que entretenimiento y deporte.

La noche del viernes pasado, Monterrey visitó a los Guerreros y en la cancha no queda duda de quién fue el mejor. Santos aprovechó desatenciones del visitante en los primeros 5 minutos del encuentro para sentenciarlo. La visita apenas pudo rescatar un gol en la última parte. En las gradas, la fiesta se llevó en paz. La porra visitante, que hasta hace algunos torneos asistía en grandes cantidades, el viernes se vio limitada a unas 100 personas, si mucho. Un solo camión podía verse en el estacionamiento del estadio Corona. En cambio, muchas personas con playeras de rayas en blanco y azul se confundían entre la multitud albiverde. El viernes hubo aficionados al equipo visitante regados por cada parte del inmueble, sin que llegaran a reportarse hechos que lamentar.

Se dice que para este encuentro, se implementaron retenes desde Saltillo para no permitir el paso de aficionados sin boleto al encuentro de la jornada 6. ¿Quedó atrás el apoyo de las directivas a porras y barras para asistir a los estadios de México?

La brutal paliza por parte de aficionados rayados a un tigre el año pasado, que casi termina en una fatalidad, parece haber sido suficiente para que la Liga MX tomara acciones para amedrentar y debilitar las barras en México. Y no hablo solo de las visitantes.

En días recientes, me comentaba un aficionado (de los primeros que relacioné con La Komún en el antiguo Corona) que ya tratan “mal” a los aficionados de la barra de casa, por eso él prefería irse a otra parte del estadio. “Voy con mi novia y lo que queremos es disfrutar el partido”, dijo. En otra sección del estadio, habitantes de “Sol Plateas” también se han llegado a quejar por acciones de la directiva o gente del club que, de alguna manera, sienten que “merman” sus manifestaciones de apoyo, o por lo menos su comodidad. Ya no hablemos de banderas u otros instrumentos.

Por otra parte, ¿alguien recuerda a La Tribu? Si bien es cierto que este grupo de animación no era el mejor organizado, y que incluso llegaron a tener problemas con La Komún, ahora ya está extinto en el estadio.

¿Y qué pasa con los que viajan? El mejor ejemplo es La Adicción. Como mencioné, el viernes eran muy pocos los que vinieron desde Monterrey. A ellos no se les vendió cerveza ni se les permitió mezclarse con aficionados de Torreón. Estaban perfectamente identificados, custodiados y vigilados; vaya, ni siquiera podían pedirle un traguito de “cheve” a un local. A eso se ha tenido que llegar para que la situación no pase a mayores. ¿Es esto una sociedad civilizada?

“Quieras o no, quieren acabar con las barras”, me dijo un aficionado santista. Mientras que un rayado atribuye la disminución de visitantes a que “ven que Tigres está campeonando y nosotros no, la gente se aleja”. El regio también recordó el accidente en el que murieron tres aficionados en un viaje precisamente a Torreón, sin embargo, asegura: “yo voy a seguir alentando al equipo, seguiré viajando”.

No se puede criticar a los dueños del balón en México por tratar de erradicar los hechos violentos, al contrario, pero ¿hasta dónde se frena la pasión en un estadio, hasta dónde los aficionados han tenido que pagar por sus pecados y hasta dónde han sido cómplices y culpables las directivas que en su momento consintieron a los grupos de animación y permitieron que la situación llegara a este punto?

Club Santos compartió el domingo un tuit en el que se muestra el ambiente de fiesta y camaradería entre aficionados albiverdes y rayados en uno de los bares al interior del estadio Corona. El mensaje de “Futbol y Paz” acompaña al video. Ahora, la queja va de una usuaria de esta popular red que acusa a una persona de “grabarle las nalgas” con el celular durante el partido. Aclara en otro mensaje que las autoridades tomaron acción en el incidente.

La cerveza ya se vende de manera minuciosa. Los vendedores no quieren tocar mucho el tema, solo uno de ellos se anima a decir: “por uno la llevamos todos”. La instrucción es clara: destapar los botes frente al consumidor.

En la cancha, hoy no hay nadie por arriba de los Guerreros en el futbol mexicano. Y así, el festejo se quedó en casa. ¿Le seguimos?: @Foko_54

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