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Al Larguero

LA FUGA

ALEJANDRO TOVAR

Uno quisiera salir de sí mismo, gracias a la fantasía que lleva encima. Imposible. Estamos atrapados, se quiera o no, a la nueva civilización digital, esa que trastoca los valores clásicos en su invasión cultural que nos inmoviliza y sustrae de tantas divinas opciones que antes seleccionabas. Solo somos sujetos de un ambiente de verdades quebradizas, con humo abundante y cielo gris.

Entonces, la obligación es de arriesgar escribiendo las vivencias, como colofón de una ya extraña costumbre de crear historias con la imaginación y la palabra, como si hubiese empeño natural de vivir una existencia paralela a la realidad, que solo así se pueden asimilar, que no entender, muchas ideas del entorno, como esas voces mezquinas que niegan mérito de Guillermo Jorge Almada (50) que de seis, ganó cinco y tiene 15 puntos, más que ninguno, sea cual fuere. Le espera la fecha doble y León es hoy una verdadera fiera con el discriminado Ambriz, serio, duro y osado.

El problema del uruguayo es que su plantel es mínimo y precisa que Huevo, Gorriarán y Ulises carguen sus baterías como si fueran herramientas de tecnología y que no se lesionen. Le urge que Castillo sea certero y no solo una culebra que espanta a todos los que le persiguen. Hasta ahora ha logrado que esos tres jueguen como muñecos eléctricos y la gente debe rezar porque perduren.

Los experimentados están en su sitio, lo que da oportunidad para alentar el desarrollo del niño Lozano y Arteaga, ambos canteranos, que son nuevas joyas, como la música de Almada, que con su juego van creando sentimientos, ambos con la zurda por delante, con el verde latiendo en sus corazones y con millares siguiéndoles con la vista ilusionada y el alma envuelta en toda esperanza.

El viernes a la noche, la gente quedaba con el impacto de Diego Alonso en un Armani de mil euros y una corbata al tono del azul medieval con lo que puede cenar y beber una familia entera, con todo y amistades. Símbolo del poder económico regio, con su plantel de cracks. Esos rayados solo pudieron admirar a un Santos cuya estética siempre dice la verdad y dos goles fueron escasos pero esa falta de contundencia es otro escollo de Almada y tropa. Pressing, velocidad y almas eléctricas. Veinte minutos para recordar.

Pero el futbol no puede por sí mismo disipar la nube en la misma vida alterna, de tanta oferta que se presenta, aunque muchas veces los partidos más esperados, son los peores y como que el sentimiento popular se va quedando sin lágrimas y sin combustible para las frustraciones y encima sufrir por la partida de Celso Piña (19532019) autodidacta del acordeón que fusionó ritmos y creó la cumbia Cholocolombiana. Dio demasiado por eso su corazón se negó a seguir a esa velocidad.

No podemos más que ser militantes de la nueva civilización digital y tratar de sobrevivir con las pocas herramientas que podamos dominar, dejar de lado la resistencia al modernismo. Lo que esa cultura no puede impedir, antes de sancionarnos, es de que sigamos la música de Celso, de Paul con Yesterday, de Tom Jones con Dalila y Javier Solís con las creaciones de Lara y María Grever.

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