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Retos y desafíos para Marina

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

Con una población aproximada a los 305 mil habitantes, de los cuales 150 mil son hombres y 155 mil mujeres, según datos registrados por INEGI, el municipio de Gómez Palacio, considerado como el segundo en importancia del Estado de Durango, presenta paradójicamente al mismo tiempo que un formidable desarrollo, una serie de problemas y carencias que son un desafío para el flamante Ayuntamiento que preside Marina Vitela Rodríguez.

A treinta días de haber iniciado su gestión todavía no se conoce cuál es el plan de trabajo de esta nueva administración municipal; cuál es su programa de obras; qué piensa hacer en materia de seguridad pública; qué hará para llevar y garantizar el abasto de agua potable a los habitantes de las colonias urbanas y de los poblados rurales; se desconoce su propuesta en el ámbito de salud, de ecología y medio ambiente; qué propone para atraer inversiones y fomentar así la generación de empleos que tenga como objetivo mejorar la calidad de vida de los habitantes de este industrioso e industrializado municipio.

Se ha dicho que está en proceso de elaboración el Plan Municipal de Desarrollo que ha de presentarse al Cabildo para su conocimiento, discusión y eventual aprobación; documento que tiene que ser conciliado con el Plan Estatal, para aprovechar de mejor manera los recursos, de por sí escasos y por ende insuficientes, para atender y solucionar la cada vez más creciente y compleja demanda ciudadana.

Lo más trascendente de dicho Plan, tiene que ser la aportación de los elementos necesarios en el despegue definitivo del municipio, para acortar la distancia con respecto a Torreón y Durango capital; con el primero porque es mucha la ventaja que le lleva, sobre todo en desarrollo urbano, específicamente en materia inmobiliaria; y con el segundo, porque además de la distancia físico-geográfica, la circunstancia de ser la capital estatal, el gobierno podría seguir dando a Gómez Palacio el tratamiento de un municipio de segunda o tercera categoría, sin considerar su potencial económico y “regateándole” los recursos financieros que esta parte de Durango requiere para su pleno crecimiento y efectivo desarrollo.

En este orden de ideas, es alentador el anuncio que recientemente hizo el gobernador de Durango en el sentido de que Gómez Palacio recibirá más apoyo tanto de recursos estatales como de la Federación que de hacerse efectivo tal anuncio permite ver el futuro con mayor optimismo y con más confianza.

A Gómez Palacio le urgen infraestructura hotelera; complejos habitacionales de calidad que reflejen la importancia y categoría de la pujante Ciudad lagunera; hacen falta fraccionamientos residenciales de primer nivel que superen los índices que históricamente ha tenido: casas de interés social con financiamiento de los programas de vivienda de INFONAVIT, FOVISSSTE, de empresas inmobiliarias particulares o banca de desarrollo. No es fácil competir con Torreón, se comprende, pero tampoco es imposible, si se arma y se pone en práctica un auténtico plan de desarrollo, con acciones efectivas y precisas, con la participación activa de los diferentes sectores sociales, políticos y económicos que incentiven la inversión y el gasto público en aras del progreso y la prosperidad.

La tarea de Marina, presidenta municipal, no es sencilla. Tiene por delante un camino sinuoso y difícil de transitar. Seguramente con su entusiasmo, con su trabajo decidido, incorporando a la tarea pública a la ciudadanía; dejando de lado el discurso vacuo, sin contenido, engañoso y demagógico en que tradicionalmente han incurrido algunas administraciones anteriores para disfrazar la irresponsabilidad, el incumplimiento y el “valemadrismo” político y administrativo, perjudicando seriamente a este municipio, habitado por hombres y mujeres, esforzados y trabajadores que quieren ver a su ciudad en mejores condiciones demográficas y económicas.

Su lema de campaña tomado de la “filosofía” lópezobradorista fue “Llegó la hora en Gómez Palacio de hacer historia”. Pues que no sea simplemente por el hecho de haber triunfado electoralmente desplazando del poder político municipal al partido que históricamente durante muchos años ejerció el control en el Estado de Durango, sino aplicando políticas públicas que generen y traigan un cambio real y efectivo, y no un cambio “camaleonesco” de cambiar para dejar las cosas como están.

Tiene la señora presidenta municipal de Gómez Palacio una magnífica oportunidad para hacer historia, transformando al municipio y la ciudad que le otorgaron, mediante el voto, la confianza de que las cosas cambiarán para mejorar. No tiene la mayoría en el Cabildo, es verdad, pues son ella, el síndico municipal y seis regidores, total ocho votos, frente a una oposición de nueve ediles de diferentes fuerzas políticas que podrían oponerse sistemáticamente a sus planes y proyectos. Pero aquí es donde tiene que demostrar su capacidad política, tendiendo puentes de comunicación, de diálogo y negociación, para atraer a los oponentes y convencerlos de la legitimidad ética y política de su tarea como presidenta del municipio más importante del Estado, más importante incluso que la propia capital estatal.

Con el gobernador del Estado tendrá que celebrar acuerdos que se traduzcan en políticas de cooperación y colaboración, a fin de que deriven a Gómez Palacio recursos en mayor cantidad para que deje de ser un municipio “ninguneado”. Igualmente con el Congreso del Estado, y especialmente con los diputados que representan los distritos laguneros, habrá de establecer un puente permanente de comunicación. Ya fue diputada local y sabe bastante bien de la importancia de esta relación.

De este tamaño y de tal magnitud son los retos y desafíos de Marina. Hay confianza en que saldrá adelante, vencerá obstáculos, derrumbará muros y acallará voces que se opongan a sus propósitos, porque si bien la oposición en el Cabildo es mayoritaria, los regidores que la integran son personas responsables, comprometidas con el avance de su ciudad, y seguramente respaldarán a Marina si les presenta planes y programas que signifiquen el progreso de Gómez Palacio.

La mejor arma que posee y la mayor ventaja es su relación cercana con el presidente de la República. López Obrador la impulsó para que se hiciera con la candidatura, primero, y ya candidata, la apoyó durante su campaña electoral, arropándola, y lista como es, Marina aprovechó la popularidad de quien hoy es el titular del poder ejecutivo federal, usando su “slogan” publicitario de “Juntos haremos historia”, con una leve modificación para adaptarlo a su propia campaña política, lo que le generó el triunfo que posteriormente obtuvo.

Si en verdad tiene cercanía con AMLO, como dicen los comentaristas, tal circunstancia traerá beneficios a Gómez Palacio pues éste recibirá recursos ordinarios, extraordinarios y de carácter especial, de acuerdo a las gestiones que realice la presidenta municipal apoyada siempre en los planes y programas viables en su concepción y aplicables en la práctica para el progreso del municipio.

Los retos y desafíos de Marina son fuertes y difíciles, pero más lo son las posibilidades de éxito con su personal circunstancia política. No tendrá ninguna justificación ni excusa, si lamentablemente llegara a fracasar; entonces “hará historia” pero de forma negativa.

Lo deseable es que le vaya bien para que le vaya bien a Gómez Palacio, para que lo saque de la “postración” en que se encuentra. Que aproveche su relación cercana con el que manda en el País; y gestione y obtenga la mayor cantidad de recursos para aplicarlos en la ingente tarea de la prosperidad y bienestar de los habitantes laguneros de este importante municipio duranguense.

Desde luego que son importantes y necesarios el agua potable, el alumbrado público, la pavimentación de calles, los parques y jardines, plazas y mercados, instituciones educativas y culturales, instalaciones deportivas, artísticas y de esparcimiento; la seguridad pública, la zona hotelera, la instauración de empresas industriales, comerciales, bancarias y de seguros, los programas y acciones de electrificación, el bienestar social, en fin, todos, pero cuando se pasa de un estado de atraso y marginación, a otro de crecimiento y desarrollo, hay un sentimiento de íntima satisfacción en quien lo realiza, además de abonarle créditos a su tarea política... y a sus aspiraciones.

Tal vez sea este el propósito de Marina. ¡Al tiempo...!

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