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El dos de octubre y la nueva época

Arturo Macías Pedroza

La memoria de los hechos históricos es un elemento que necesita la sociedad para poder corregir y mejorar. Pero hacer memoria del 2 de octubre haciendo comparaciones con la juventud actual y reclamándosele falta de compromisos, de ideologías, de organización o de altruismo, es un juicio injusto.

La maravillosa explosión de la juventud del 68 en todo el mundo, repercutió también en México; la tarde del dos de octubre no es sino un episodio más (por demás triste) de esta manifestación de la juventud. Pero cada sociedad tiene su juventud y la transformación que ha vivido nuestra sociedad en sólo 51 años, ha hecho de los jóvenes de hoy parte de una realidad totalmente nueva, no sólo por el medio siglo pasado, sino por lo que ha pasado en medio siglo: se han transformado de tal forma las estructuras culturales, que ésta etapa no es sólo una época de cambios sino un cambio de época.

Cada cultura forma a las personas utilizando las estructuras con las que cuenta: sistema educativo, leyes, costumbres, religión, medios de comunicación, etc. Si todas estas estructuras han sufrido cambios sustanciales es de esperarse que sea diferente el tipo de hombre que surja; el cambio cultural de esta nueva época es radical. Cada una tiene su historia. Comparar la generación del 68 con la generación actual es impensable hoy menos que otros tiempos. Mucho menos podemos pedir a los jóvenes de hoy que sean extemporáneos; "retro". Que tengan características de una época pasada.

¿Qué le corresponde hacer al joven de hoy? ¡Reinventar todo! El mundo ha cambiado de tal modo, que no le queda sino diseñar cosas tan fundamentales como una manera nueva de compartir, nuevas instituciones, nuevas maneras de ser y de conocer. La esencia del hombre no ha cambiado, pero ha quedado tan desprovista de estructuras de expresión de humanidad, que tendrá que reconstruir nuevas, y con ellas abrirse al mundo.

En la evolución del hombre fue fundamental el cambio en el uso del dedo pulgar que, al oponerse a los otros cuatro, creó también nuevas estructuras mentales para la utilización de herramientas. El dedo pulgar en la juventud actual, ha tomado también gran importancia evolutiva, pues al utilizarlo en los celulares de pequeñas dimensiones con tal capacidad para conectarse con el mundo, crea un cambio en el desarrollo del pensamiento. Esta capacidad de enviar texto y comunicarse a gran velocidad sólo con los pulgares, de acceder a la comunicación con el mundo, de situarse por un GPS, de interrelacionarse de manera diversa, de acceder al inmenso mundo del conocimiento en la red, crea en la generación actual una estructura mental nueva; una nueva generación que el filósofo contemporáneo Michel Serrés, bautizó con el nombre de "petite pousette" (pulgarcita) (ed. Pommier, 2012). Precisamente por esto, la construcción del nuevo hombre no es sólo el regreso a una romántica juventud del 68, por más que haya sido maravillosa, al menos para algunos. Estos pulgarcitos y pulgarcitas, aparentemente encerrados en un aparato, están naciendo, haciéndose desde el pulgar.

El joven de hoy ya no tiene la misma relación con el mundo que tenían los del 68, no tiene ya la misma vida de actividad física, su mundo está lleno demográficamente hablando, la edad tiene una duración diversa; aunque el adulto y el joven digan la misma palabra, el concepto es entendido de manera diferente y significa otra cosa: el matrimonio, la pertenencia a un grupo, el concepto de nación... ; no conocieron la guerra cristera ni la revolución; es una generación que sufre menos, gozan ahora de la medicina y tiene analgésicos y anestésico; no tienen ya el mismo cuerpo ni la misma conducta; nacimiento programado, aumento del promedio de vida, la edad de ser padres es mayor aumentando la distancia entre generaciones, para más de la mitad sus papas están divorciados; la multiculturalidad es cada vez más una realidad; no viven el mismo tiempo ni la misma historia; formados por los medios de comunicación que dirigen los adultos, les han reducido su capacidad de atención; en ellos la muerte y los cadáveres son las imágenes más repetidas; Wikipedia y Facebook no mueven las mismas neuronas ni las mismas zonas corticales que el uso de un libro, pluma y cuaderno, manipulan mucha información al mismo tiempo, ya no conocen, ni integran, ni sintetizan como sus antecesores, pueden acceder a todos los lugares y personas con el teléfono y sus referencias espaciales son diversas; por tanto tampoco habitan en mismo espacio. Son diferentes. Un nuevo humano ha nacido. Él o ella ya no tienen el mismo cuerpo ni viven el mismo mundo, ni el mismo espacio. Conoce de otra manera, vive de otra manera, muere de otra manera.

Este "pulgarcito" ha nacido desnudo, pero tiene la capacidad de revestirse de gala o de harapos, de inventar relaciones menos destructivas, de buscar y construir en base a la esencia del ser humano. No se construye a si mismo de la nada, sino que de lo más íntimo de si mismo, debe tomar el modelo de lo que debe ser. El proyecto actual es de gran importancia, pero todo depende de lo que desee llamar "hombre".

La colaboración entre generaciones es una utopía fundamental para poner en obra la nueva humanidad y construir desde el proyecto arquitectónico original; la transmisión del saber, no como conocimiento sino como sabiduría, ahora es una realidad que puede llegar a todos. Todo está por inventarse. Dispongámonos a acompañar y apoyar amorosamente a estos jóvenes a la formación del nuevo hombre que puede ser maravilloso, porque siempre ha sido maravilloso. Lo fue en el 68 y lo es ahora.

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