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'Bots' y balas

SERGIO AGUAYO

Ignoramos la intención de quienes difundieron tres hashtags: #PrensaCorrupta, #PrensaProstituida y #PrensaSicaria; reflejan el deterioro en la relación entre periodistas y la 4T.

Lo sucedido en Culiacán borró las diferencias entre periodistas, un gremio habitualmente fragmentado. La tragedia "culichi" (dícese de los nativos de Culiacán) nos unificó en las críticas a la improvisación y desorganización exhibidas por el régimen. El presidente lo reconoció: "Se nos lanzaron con todo, desde los supuestamente más independientes, hasta los boletines o pasquines al servicio del conservadurismo: periódicos, estaciones de radio, canales de televisión". El deterioro de la relación fue evidente en el intercambio de preguntas y respuestas del jueves 31 de octubre.

Al terminar esa mañanera, empezó una ofensiva brutal contra los periodistas. De las entrañas de las redes brotaron esos hashtags, tildándonos de corruptos, pirujos y sicarios de la prosa. El lunes pasado, la mañanera recibió a Alejandro Mendoza, un funcionario que presentó un estudio sobre esos tuits, hecho por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Así supimos que los epítetos llegaron a 35 millones de personas, de las cuales - la mayor parte- compartían la descalificación. También informaron del papel jugado por granjas de "bots" ligadas a personeros del prianismo.

¿Qué buscaban al compartir esa información? ¿Responsabilizar al prianismo de la fobia a los periodistas? ¿Presumir la calidad de su inteligencia? ¿Compartir su preocupación por la ponzoña circulando por las redes? Tal vez era un ramo de olivo, porque ese mismo día el presidente hizo un llamado (fue tibio, pero lo hizo) a bajarle decibeles al insulto. Sabremos más cuando se aclare la fuente original de los tres hashtags. Reforma ya relacionó los huevos de la serpiente con simpatizantes del presidente. Sigue entonces saber, si fueron de generación espontánea, o los aprobó algún personaje del entramado lopezobradorista.

En tanto averiguamos el origen de las injurias, desplazo el análisis a lo absurdo de un enfrentamiento distractor, de lo verdaderamente prioritario. Culiacán podría ser un parteaguas ominoso. Conversé telefónicamente con Silber Meza, un experimentado periodista sinaloense. El jueves 17 -me dice- hubo una modificación radical en la estrategia del Cártel de Sinaloa. "Regularmente aguantaba los golpes gubernamentales -me explica Silber- Los líderes trataban de huir, no de confrontar". Eso hicieron Joaquín "El Chapo" Guzmán e Ismael "El Mayo" Zambada.

Aquel jueves fue diferente. El secretario de la Defensa se explayó: emplearon "técnicas militares, armamento automático y antiaéreo… vehículos con blindaje de fábrica y artesanal… uso intensivo de radios análogos y digitales, dificultando la intercepción de las comunicaciones". Desconocemos si la exhibición del poderío bélico fue un hecho acotado y excepcional, o una modificación estratégica fundamental en el uso de la fuerza causada, tal vez, por una renovación de los liderazgos. De confirmarse esto último, el Cartel de Sinaloa dejaría de ser la banda bien portada y competiría con el Cartel Jalisco Nueva Generación, en la disposición de enfrentarse abiertamente a los federales.

Ante estos hechos, desconcierta el ánimo presidencial; siempre está dispuesto a maltratar con su prosa a los medios y, generalmente, da un trato aterciopelado al crimen organizado. En la sesión satanizadora de periodistas repitió el "ya no hay guerra contra el narcotráfico" y expresó sus deseos: "no queremos que nadie fallezca, no queremos que nadie sufra" refiriéndose explícitamente a militares y "presuntos" delincuentes. Julián LeBarón y su familia tendrían una opinión diferente.

El crimen organizado piensa diferente. Culiacán es el recordatorio de una guerra, en la que el crimen organizado está decidido a utilizar la violencia para defender sus intereses económicos y su poderío. En ese contexto y ante esa perspectiva, debería ser una prioridad reducir la intensidad de los enfrentamientos entre presidente y periodistas. Podríamos disentir sin insultar y unirnos para erradicar los "bots" y las balas.

Agradezco las opiniones y sugerencias de Marcos Vizcarra, otro periodista sinaloense.

@sergioaguayo

Colaboró: Mónica Gabriela Maldonado Díaz

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Escrito en: Editorial Sergio Aguayo

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