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#TodosCuidamosElCañónDeFernández

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Ser uno de los países megadiversos del planeta es un privilegio para los mexicanos, pero también es un gran reto conservar la biodiversidad y los ecosistemas que la albergan, siendo la principal estrategia para hacerlo la declaratoria de áreas naturales protegidas (ANP). Para junio de este año se han creado 182 de estas áreas bajo jurisdicción federal en una superficie de 90.8 millones de hectáreas (21.8 % terrestre y 69.4 % marina), 339 áreas voluntarias para la conservación en 506.9 mil hectáreas, que hace tres años eran complementadas con 296 ANP estatales y 88 municipales en 3.3 y 0.17 millones de hectáreas.

Dentro esos espacios protegidos se encuentra el Parque Estatal Cañón de Fernández, un área natural protegida ubicada en el municipio de Lerdo, Durango, declarada en 2004 por el Congreso del Estado de Durango que abarca 17,830.6 hectáreas, la cual presenta un carácter singular al ser un humedal en medio del desierto en el que coexisten ecosistemas acuáticos y terrestres, declarado en 2008 Sitio Ramsar de importancia internacional.

Para quienes vivimos en la Comarca Lagunera contar con espacio como el Cañón de Fernández tiene una importancia crucial, tanto para la vida silvestre que ahí mora o transita como para la propia población lagunera. No solo es un paisaje único que destaca en el entorno árido regional en el que al ser declarado se identificaron 581 especies de fauna (341 vertebrados) y flora (240 plantas) silvestre, algunas de ellas en estatus de riesgo o endémicas según la NOM-157-SEMARNAT, listado que debe ser mayor en la actualidad.

Este espacio protegido beneficia a la población a través de los servicios ambientales que brinda, beneficios aparentemente intangibles pero que si se estima su valor en términos financieros se tasarían en cantidades muy por encima de lo que se aporta para su protección y conservación. El Cañón de Fernández destaca por albergar doce tipos de vegetación donde si bien el 73 % está conformado por matorral desértico rosetófilo (lechuguilla, yucas, guapilla, etc.), destaca el bosque de galería en la ribera con sus sabinos, sauces y álamos, que asociados al flujo de agua en el río Nazas conforman un paisaje de altos valores escénicos.

Esta vegetación contribuye en la captura de carbono y genera oxígeno, filtra el agua que circula por el cauce del río mejorando su calidad, alberga esa diversidad de flora y fauna silvestre, crea un sitio inigualable para el esparcimiento humano no muy distante de la mancha urbana contaminada y entre un entorno árido, además de que en el trayecto de la factura que separa las paredes de la sierra del Rosario que da forma al Cañón de Fernández y por la que se abre el cauce del río Nazas, es un área a través de la cual se recargan los acuíferos de Villa Juárez y Principal, fuentes importante de agua dulce para la economía y los habitantes de la región.

Pero el asunto no es solo declarar un territorio como espacio protegido ya que un decreto no protege ni conserva por sí mismo el capital natural ahí existente, requiere una gestión en la que intervienen, de manera directa o indirecta, instituciones gubernamentales y debemos hacerlo también los ciudadanos, y esto implica asignar recursos públicos y privados para operar en ellas programas de manejo en los cuales se sustente esa gestión. Esto último es uno de los talones de Aquiles de esa intervención gubernamental.

Ante los valores ambientales que tiene el Cañón de Fernández, es vital que entendamos el significado de cuidar este espacio privilegiado que la naturaleza nos brinda y que por ello es prioritario conservarlo como un reservorio para la vida silvestre, con la cual podemos coexistir sin destruirlo.

Es lamentable que algunas personas no comparten esta valoración y han desplazado o eliminado parte de la vegetación nativa, particularmente la ribereña, para introducir plantas exóticas, cultivadas o de ornato, edificando construcciones que alteran o disturban el hábitat natural. Son estos cambios en el uso del suelo la principal amenaza antrópica que se debe contener, como es también inaceptable la omisión de parte de las instituciones oficiales al permitir ese daño a la naturaleza.

El Cañón de Fernández es un patrimonio natural de los laguneros y por ello a quienes formamos parte de la asociación civil Por Defensa del Nazas nos preocupa ese daño, somos ciudadanos que con el lema #TodosCuidamosElCañónDeFernández estamos emprendiendo una campaña de sensibilización con nuestros paisanos para que valoremos la importancia que tiene este espacio protegido y nos involucremos en la protección y conservación de los ecosistemas y la biodiversidad existente en él.

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