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Una reflexión breve sobre las fiestas decembrinas

Mtro. Francisco Pineda

Para una gran mayoría las celebraciones decembrinas normalmente traen sentimientos positivos y momentos de regocijo. Pero para otros, la época puede ser complicada y estresante. Afortunadamente y de acuerdo a las circunstancias, es posible crear nuestra propia realidad, que puede ser positiva y bajo nuestro control.

Las fiestas decembrinas significan la celebración de la Virgen de Guadalupe, incluyendo sus peregrinaciones con sus danzas tradicionales y reliquias. Seguida por las posadas con buenos momentos de fiesta, piñatas, aguinaldos, buenos aperitivos, música y compañerismo. Para muchos, la navidad es sinónimo de pinos, música, luces y decoraciones navideñas, ir de compras, ir a la iglesia, rezar, celebrar en familia y amistades con una cena de nochebuena en donde se come y se toma bien (a veces más de lo debido), y se intercambian regalos. Y la celebración de un fin de año que permite reflexionar de manera optimista sobre como mejorar un estilo de vida con el fin de progresar por el bien nuestro y de aquellos a quienes queremos. Reflexiones llamadas también propósitos de fin de año. En general, las celebraciones de diciembre son buenos motivos para reflexión espiritual, de introspección, y análisis sobre nuestro bienestar y la de otros, además de una buena excusa para generar ánimo y energía para celebración y fiesta.

Otros tienden a culpar estos días por comer y tomar bebidas alcohólicas en exceso lo que facilita subir de peso, y romper la promesa de no volver al hábito de beber. Para otros, estos días festivos crean deudas difíciles de controlar. Para unos cuantos quizá estos días son difíciles de disfrutar debido a alguna circunstancia específica, por ejemplo, la pérdida o ausencia de un ser querido, alguna decaída física o emocional, o problemas financieros. Me refiero a gente que tiende a ver estos días festivos como una época difícil. Para estas personas estos días son recordatorio de quebrantos, o dificultades en sus relaciones interpersonales, y prefieren encerrarse en una soledad que puede conducir a tristeza o depresión. Por supuesto que existen muchos otros para quienes disfrutar los días festivos quiere decir quedarse en casa y disfrutar la tranquilidad de un momento solitario y de reflexión, lo cual es muy válido.

El Dr. Neil Farber, catedrático de psicología en Arizona State University, en su artículo "The Holiday Season" (Psychology Today, diciembre 2014) afirma que algunas dificultades para celebrar están relacionadas a la falta de interés por responsabilizarse de sus propias reacciones emocionales.

Por ejemplo, una persona que "decide" quedarse enojado o triste por alguna causa, y no es parte de las celebraciones. Según el Dr. Farber, en situaciones normales tenemos la opción de decidir cuando vemos una situación de forma optimista o pesimista, o simplemente cuando se decide disfrutar la ocasión a pesar de algunos problemas o desventajas.

Otro psicólogo y catedrático, el Dr. Brian Hughes, comenta en uno de sus artículos (Psychological Impact of Christmas, diciembre 2018) que la época navideña afecta la mente en varias formas. Así como puede ser una época de júbilo y nostalgia, también puede ser un período estresante. Por un lado, la navidad tiene que ver con circunstancias familiares y sociales positivas, y de bienestar y optimismo. Por otro lado, también pueden ser situaciones tensas debido a la preparación de actividades (coordinar eventos sociales, regalos, etc.), y posibles conflictos familiares. O una combinación de ambas. Esta presión también está asociada con el intento de seguir ciertos "estándares ideales," o costumbres de celebración, en lugar de ser flexible y adaptable con los recursos que se tienen disponibles. El no sentirse "controlado" por estos ideales facilita tranquilidad y un mejor gozo de la celebración, o simplemente disfrutar el momento. Estos días festivos pueden proveer una buena oportunidad para procesar diferencias familiares, y hacer que los miembros se sientan parte del grupo familiar.

En estos días festivos tenemos la opción de crear nuestra propia realidad, si así lo deseamos. Debido a que somos responsables de nuestros pensamientos, emociones, y nuestras conductas, tenemos la alternativa de disfrutar el momento o no. No hay duda de que en cualquier época del año podemos enfrentarnos a situaciones complicadas, sin embargo, a menos que estemos sufriendo un trastorno mental, por ejemplo, depresión o un ataque de ansiedad severo, tenemos la opción de controlar nuestros momentos de celebrar las esperadas fiestas de diciembre. Lo ideal de las fiestas decembrinas es una buena reflexión sobre nuestra espiritualidad y existencia, y la de aquellos que nos rodean. Lo importante es que durante esa celebración no se pierda de vista ese aspecto reflexivo. Gracias por su interés en esta columna.

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