Cultura

El rescatista de libros

Alfredo Quiñonez les da una segunda vida a compendios llevados al reciclaje

Rescatista. Alfredo desde hace aproximadamente tres años se encarga de buscar compendios en buen estado y venderlos (EL SIGLO DE TORREÓN / DANIELA CERVANTES).

Rescatista. Alfredo desde hace aproximadamente tres años se encarga de buscar compendios en buen estado y venderlos (EL SIGLO DE TORREÓN / DANIELA CERVANTES).

DANIELA CERVANTES

Entre las profundidades del mar del material reciclado, en el que se debe separar el plástico del aluminio, o el cartón del papel periódico, hay un buzo que nada en las angosturas del archivo muerto y que rescata de entre cientos de documentos, compendios que para alguien significaron basura y que los condenaron al encierro de las cajas de cartón que llegan hasta la puertas de una empresa de reciclaje ubicada en Gómez Palacio, lugar en el que trabaja Alfredo Quiñonez, el rescatista de libros.

Es sábado y en Reciclaguna se realizan las últimas tareas del día, trabajadores salen con mochila en mano y sonrisa pronunciada a disfrutar de su fin de semana. Montañas de botellas de plástico multicolor y estructuras de papel periódico, dan la bienvenida al lugar aún habitado por Alfredo, hombre robusto, de barba cerrada y ojos azules que desde hace aproximadamente tres años identificó que entre lo que nadie quería, había libros, que en primera estancia separaba para su consumo y que después de verse rebasado con varios títulos puso a la venta, esto, mas con la intensión de que los compendios fueran aprovechados, pues los precios no rebasan los 20 pesos.

En medio de todo ese mundo de materiales está el rincón de Alfredo, una pequeña mesa de madera sostiene los seres impresos rescatados por él, que esperan ser tentados por todo aquel curioso que acude al lugar a descubrir los nuevos títulos sacados a flote del mar de la basura.

/media/top5/1270732jpeg.jpeg

Sentado sobre un pequeño banco, el rescatista de libros relató cómo es que comenzó en esta labor. "Aquí vaciamos las cajas para revisarlas, y me voy dando cuenta que hay libros muy buenos, en buen estado, actualizados y me llamó la atención de irlos separando pero para propia lectura. Empecé con uno, con dos. Se me llegaban a juntar y pues ya no los leía todos pero yo los apartadaba".

Su iniciativa ha hecho que incontables libros no acaben ejecutados en las pacas que van, como comúnmente se dice, "al kilo". Todos los días es él, quien le da una segunda oportunidad a la poesía de Neruda, o le encuentra hogar a una novela de Isabel Allende, entre otros autores y títulos. "Rescato unos 20 libros, o hasta 30 por día", confiesa con destellos de orgullo.

Así mismo el hombre de barba con pinceladas encanecidas, platicó que ya cuenta con clientes cautivos, románticos enamorados de los libros que le asignan la misión de sepárales el material sobre temáticas de su interés.

"Una familia viene y me compra cada miembro unos 10 (libros). Se llevan su buena biblioteca, los terminan y vuelven a venir […] Los precios están entre 5 a 20 pesos, que para el tipo de libros que son están súper baratos", compartió.

La Iliada, La Divina Comedia, El Quijote y los Tres mosqueteros, son algunos clásicos en primeras ediciones que han corrido con la suerte de llegar a manos de Alfredo, quien los coloca de nuevo en la jugada de los lectores.

Reiteró que son más los jóvenes estudiantes los que lo buscan para saber qué otras especies literarias han caído en su anzuelo y depositadas en la biblioteca de los rescatados, que por lo general siempre es habitada por de entre 30 y 50 títulos.

EL ENCANTO DE SU LABOR

/media/top5/1270731jpeg.jpeg

Aunque Alfredo Quiñonez es licenciado en sistemas, relató que luego de ser convocado por una empresa de reciclaje para realizar un sistema y tener que trabajar por un tiempo dentro de ésta, dijo, quedó prendido de la labor de comercializar el material reciclado. La chatarra fue en lo primero de lo que se empapó y en donde dice, también se encuentran tesoros en forma de fierros y metal.

"En la chatarra también rescatas mucho, en los metales nos caen piezas antiguas, desde llaveros, balas, candelabros, platones". Lo interesante con eso, relató Alfredo es que se conoce la historia de objetos que actualmente ya no son utilizados. "Es porque empiezas a preguntar y a conocer la historia de los objetos".

Ahora, en el área de botellas, papel y cartón, también ha encontrado una oportunidad de viajar al pasado, pues aparte de los libros también tiene acceso a fotos viejas que reflejan cómo se vivía antes.

Entre otras cosas curiosas con las que se encuentra, Alfredo expresó que han sido varias las ocasiones que entre las páginas de los libros que rescata, se ha encontrado con cartas de amor que por su lectura retratan una forma de vivir los noviazgos diferente a cómo se viven hoy en día.

"Me han tocado cartas de amor que vienen entre los libros, y puedo leer cómo escribían en el año 1940. Los novios pedían permiso a los papás por carta".

Así mismo, es común encontrar libros intervenidos con conmovedoras dedicatorias que le suman un valor agregado a un compendio, que en alguna ocasión alguien pensó era importante regalar a otra persona.

A Alfredo su labor lo hace feliz, dice que entre lo que más disfruta, es ver la emoción de alguien al encontrar un libro de su interés, así como también dar la noticia de que aquel título solicitado por un cliente días antes, cayó al fin en sus manos y se encuentra listo ser hojeado.

De lunes a sábado, este hombre se somete a la aventura de lanzarse al mar del archivo muerto y con la capacidad de un lector regresar a la vida a los libros que alguien, por alguna razón ya había dado por muertos.

Leer más de Cultura

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Cultura

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Rescatista. Alfredo desde hace aproximadamente tres años se encarga de buscar compendios en buen estado y venderlos (EL SIGLO DE TORREÓN / DANIELA CERVANTES).

Clasificados

ID: 1664521

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx