Irak continuó ayer sin un nuevo gobierno, pero con manifestaciones en varias de sus principales ciudades, que siguen expresando críticas a la clase política por su deficiente comportamiento ante las necesidades de la población.
La jornada de protestas de ayer domingo incluyó a las ciudades de Karbala, Diwaniya y Basora, con reportes de la Comisión de Derechos Humanos de Irak de que al menos 12 personas han muerto entre sábado y domingo, lo que eleva el cómputo de fallecidos por las protestas desde octubre pasado a 500.
El retiro de las protestas del líder religioso chiita Muqtada al-Sadr parece no haber bastado para frenar el descontento, a pesar de que la víspera llamó a un "alto temporal" a la resistencia contra la presencia militar estadounidense en Irak, otro de los motivos de queja.
El propio al-Sadr había convocado a la protesta contra esa presencia militar tras el asesinato con drones estadounidenses de Qasem Soleimani, jefe de un cuerpo de élite de los Guardias de la Revolución Islámica.
Los manifestantes solicitan que el nuevo primer ministro sea independiente, sin relación con los grupos políticos tradicionales, a los cuales acusan de corrupción, y exigen que se enjuicie a las fuerzas de seguridad por la muerte de quienes han salido a la calle a protestar.
También han rechazado ya la designación de dos candidatos a primeros ministros, el gobernador de Basora, Asad al-Idania, y Qusay al-Suhail, miembro de la coalición Binaa, considerada pro-Irán.
El exparlamentario Riad Fahmi explicó que los principales grupos políticos buscan a un candidato que sea cercano a ellos.
