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Critican demora de medidas contra coronavirus en México

'Febrero y marzo es cuando debimos haber hecho pruebas a todos', considera experto

México ha comenzado a tomar medidas más severas contra el coronavirus después de semanas en que su presidente abrazó a partidarios y dijo que medallas religiosas lo protegerían. (ARCHIVO)

México ha comenzado a tomar medidas más severas contra el coronavirus después de semanas en que su presidente abrazó a partidarios y dijo que medallas religiosas lo protegerían. (ARCHIVO)

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México ha comenzado a tomar medidas más severas contra el coronavirus después de semanas en que su presidente abrazó a partidarios y dijo que medallas religiosas lo protegerían. Algunos expertos advirtieron que el país está actuando demasiado tarde y hace muy pocas pruebas para evitar el tipo de crisis que se desarrolla del otro lado de la frontera, en Estados Unidos.

La semana pasada, México suspendió las actividades no esenciales en el gobierno cuando aumentaron los casos confirmados, pero se demoró hasta la tarde del lunes para extenderlo a otros sectores empresariales y prohibir las reuniones de más de 50 personas. Para el martes, México había reportado más de 1,000 casos confirmados y por lo menos 28 muertes.

Los expertos dicen que esos números están muy por debajo de la cifra real de infecciones. México ha hecho menos pruebas que muchos otros países: menos de 10,000. En comparación, el estado de Nueva York tan sólo había realizado más de 205,000 pruebas para el martes. También había señales de que la enfermedad podría estar mucho más avanzada en México que lo que demuestran las pruebas: tres gobernadores estatales ya dieron positivo a coronavirus.

“Actualmente, la política está muy, muy involucrada en la toma de decisiones”, dijo Janine Ramsey, experta en enfermedades del Instituto Nacional de Salud Pública de México, una agencia federal de investigación, y quien ha pasado 35 años de su carrera en salud pública en México.

“México, políticamente, no da valor a la evidencia científica. ¿Por qué? Porque aleja de los políticos la toma de decisiones”, dijo Ramsey.

“Para la mayoría de nosotros, sobre todo aquellos que trabajamos con patógeno infecciosos, no hay absolutamente ninguna excusa para no hacer pruebas porque no puedes predecir a) la respuesta, b) la velocidad de la transmisión, o c) la vulnerabilidad de la gente” para infectarse o infectar a otros, agregó.

“Febrero y marzo es cuando debimos haber hecho pruebas a todos”.

El doctor Joseph Einsenberg, presidente del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, coincidió: “Las pruebas son realmente nuestros ojos, de otra forma estás medio ciego”, dijo.

“La única forma en que realmente puedes comprender en dónde está la enfermedad y en dónde realmente debes enfocar tus energías en cuanto al control, es saber en dónde están las infecciones. Y la única forma de saberlo es a través de pruebas”.

El gobierno mexicano ha defendido sus políticas al argumentar que su sólido sistema de vigilancia de salud le ofrece un buen panorama sobre cómo se desarrolla la epidemia, y que expertos en salud trazan la lucha del país contra el virus. Ahora se enfocará, dice, en mantener a la gente en casa para evitar una súbita propagación que rápidamente podría abrumar al sistema de salud pública.

“Hacemos un llamado enérgico, enfático, inconfundible a quedarnos en casa”, dijo Hugo López-Gatell, el vocero del gobierno en la crisis. “Esto es impostergable, es nuestra última oportunidad de hacerlo y hacerlo ya”.

Aun así, a pesar de algunas medidas más severas en estados mexicanos que han impuesto cuarentenas que la policía se encarga de que se acaten, el llamado federal sigue siendo voluntario sin mención de sanciones.

Y aunque México y Estados Unidos acordaron a mediados de mes limitar el tránsito en su frontera compartida, la prohibición sólo aplica a las personas que cruzan para turismo, recreación u otra actividad no esencial. Las comunidades fronterizas de México se han quejado de que el país no restringe la entrada a nadie, y los residentes de una ciudad incluso bloquearon el cruce fronterizo con sus vehículos para intentar frenar el tránsito desde Estados Unidos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha mantenido una actitud relajada a pesar de las advertencias de sus funcionarios de salud. Tomó un vuelo comercial al estado occidental de Sinaloa el domingo, en donde estrechó la mano de los residentes, incluso de la madre del narcotraficante convicto Joaquín “El Chapo” Guzmán.

“El coronavirus no es la peste”, declaró el presidente en un video publicado en redes sociales. Y aunque se ha reunido con personas que semanas después han sido diagnosticadas con el virus, no se ha hecho la prueba porque no ha experimentado síntomas, dijo su vocero.

Algunos expertos criticaron los mensajes mixtos.

“Lo ideal sería ver a todas las figuras públicas aplicando las acciones que las autoridades sanitarias están indicando”, dijo Mauricio Rodríguez, profesor de medicina y vocero de la comisión para el coronavirus de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Las medidas anunciadas el martes “llegan tarde”, dijo el doctor Miguel Betancourt, presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública. Esas medidas se debieron tomar hace dos semanas, cuando comenzaba a elevarse la curva de infecciones.

“Todavía estamos a tiempo de evitar un brote que se salga de proporción, pero todos tenemos que hacer nuestra parte”, agregó.

Aunque en la mayoría de la gente el coronavirus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en de dos a tres semanas, en algunas personas, sobre todo adultos mayores y las que padecen trastornos de salud subyacentes, puede provocar enfermedades más graves, como la neumonía.

A pesar de los llamados del gobierno a quedarse en casa, muchos dijeron que no podían hacerlo porque, al igual que la mitad de los 129 millones de habitantes del país, si no trabajan, no comen.

“¿Qué solución o qué opciones dan?”, preguntó Susana Ruiz, quien vendía verduras el fin de semana en un mercado en el norte de Ciudad de México.

Otros dicen que el gobierno no parecía pensar que el coronavirus fuera una gran amenaza para México.

“Si fuera tan peligroso ese virus, ya habrían cerrado el metro”, dijo Esperanza Rivas, una residente de 50 años de la capital, en donde los mercados callejeros y el transporte público siguen abiertos.

Y muchos toman indicios del mismo presidente, quien el martes dijo en conferencia de prensa: “Pronto, muy pronto va a ser el día de los abrazos y de los besos en todas las plazas públicas”.

“Nos vamos a abrazar, porque vamos a superar esta crisis del coronavirus, y la crisis económica, y la crisis de bienestar social”.

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