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Redención

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YAMIL DARWICH

Luego de semanas de encierro por el coronavirus, coincidente con la semana santa, reaparecen las interrogantes humanas: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué nos pasa al morir? Y las más angustiantes: ¿Seré sometido a un juicio? ¿Existe el castigo eterno?

Evidente que esos cuestionamientos aparecen por el temor a perder la vida, algo que pareciera remoto en los jóvenes, inimaginable para los niños menores y presente entre los viejos, quienes por los años vividos sentimos que llegó el tiempo de encontrar respuestas.

Ante el temor de infectarnos con el coronavirus, pensar en posibilidades ubicando a los seres queridos, nos preocupa intensamente.

Cuando revisamos lo expresado a través de los medios de comunicación modernos, encontramos una relación directa entre la pandemia y sentimientos de temor al respecto. Así, reaparecen las preguntas que por lo general tenemos olvidadas.

Condicionados al recibir las repetidas comunicaciones escritas o en videos, atendemos recomendaciones sobre curaciones de lo más variado: con hierbas, minerales, frutas y cocciones múltiples, todas reflejo del temor y/o malicia creativa. Otras, como escritos de oraciones, imágenes de santos, citas bíblicas y hasta advertencias y recomendaciones de seres fantásticos, extraterrestres incluidos, son repetitivamente publicadas. Mi compadre Pablo, comparte a sus amigos mensajes recibidos de los hermanos del espacio.

Hasta al Papa Francisco I, lo tienen trabajando 'a destajo' con videos en que hace oración, envía bendiciones y reconforta constantemente.

Sobresale la fe revivida por el temor, que se acrecienta al conmemorar el sacrificio de Dios: Jesús, quien entregó su vida por nosotros, sometido al calvario extremadamente salvaje, luego crucificado.

Recordemos quién fue Jesús y los misterios que encierra; nacido hace 2000 años en una insignificante aldea judeo-palestina sometida al Imperio Romano; ejecutado con saña, cuando rondaba los treinta años.

Marcó nuestra cultura occidental, imponiendo usos y costumbres, hasta el calendario basado en el antes y después de su nacimiento. Ninguno como él nos ha orientado en las inquietudes humanas; tampoco nadie ha inspirado tanto amor y esperanzas.

Otras preguntas: ¿Por qué él y su doctrina no ha sido olvidada?; ¿por qué el día de hoy, su persona y mensaje sigue alimentando el actuar y la esperanza de tantos millones de personas?

José Antonio Pagola, profesor de Cristología en la Facultad Teológica del Norte de España y director del Instituto de Teología y Pastoral de San Sebastián, apasionado investigador de Jesús, escribió "Jesús, Aproximación Histórica" describiéndolo.

Yeshua -Yahvé salva- es el nombre de ese hombre-Dios para nosotros los cristianos y es el más grande profeta que haya existido; para los no creyentes, el personaje que les recuerda el verdadero fin del humano: amar.

En su pueblo natal le conocían como Yeshua bar Yosef -Jesús, el hijo de José- y en el resto de la Galilea Yeshua ha-nostrí -Jesús el de Nazaret-; todos identificaban en él al líder rebelde, que llegaba para cambiar el mundo.

Natanael le dijo a Felipe: "¿de Nazaret puede salir algo bueno?", refiriéndose a la pobreza del pueblo en el que Jesús vivió sus primeros años; aunque recordemos que nació en Belén, por cuestiones del censo ordenado por Augusto.

Evolucionó el pensamiento y su influencia continúa en occidente, aunque cada vez nos distanciemos más de sus enseñanzas, en una carrera desbocada por lo material. Ahora el COVID-19, nos lo recuerda, ¡convenientemente!

Jesús no dejó nada escrito, pero sus enseñanzas corrieron de boca en boca y de seguidores quedaron escritas distintas versiones, unificadas el siglo III, durante el Concilio de Nicea.

Los cuatro evangelistas elegidos por los 'padres de la Iglesia', son los aceptados como inspirados por el Espíritu Santo, narrando nacimiento, vida y muerte de Jesús, más o menos con el mismo texto. Incluya su martirio y crucifixión.

La certidumbre de su nacimiento se complica cuando de fechas se trata, ya que investigadores históricos - algunos no creyentes- aseguran que Jesús nació entre marzo y abril, según análisis de posiciones de las estrellas en el firmamento de aquel tiempo y en las condiciones climatológicas de entonces. Su muerte queda claramente vinculada al calendario romano; con cálculos astronómicos han establecido que Cristo murió el 14 de nisán, corresponde al 7 de abril del año 30 de nuestra era y según las escrituras, entregó su espíritu a la hora de nona, que comienza a las tres de la tarde.

De cualquier forma, poco importan esos datos, dejándolos en segundo plano cuando se analiza la vida y obra del también llamado "Redentor de la Humanidad".

Desde entonces, la Iglesia cristiana ha sufrido cismas y con el tiempo han aparecido modificaciones a lo enseñado por Jesús, sean por errores de lectura o transcripción, llegando a crear confusión en la visión fundamental del verdadero hombre/Dios.

Lo que no es discusión, es su existencia y enseñanza, que recordamos en estos tiempos de encierro y de Semana Santa. ¿Que opina?

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