La pandemia provocada por la COVID-19 puso en evidencia la escasez de agua que afecta a más del 40 por ciento de la población mundial, una cifra alarmante que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climático, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU). (ARCHIVO)
La pandemia provocada por la COVID-19 puso en evidencia la escasez de agua que afecta a más del 40 por ciento de la población mundial, una cifra alarmante que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climático, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Señaló que aunque dos mil 100 millones de personas han conseguido acceder a mejores condiciones de agua y saneamiento desde 1990, la decreciente disponibilidad de agua potable de calidad es un problema importante que aqueja a todos los continentes, por lo que cada vez más países experimentan estrés hídrico, y el aumento de las sequías y la desertificación ya empeora estas tendencias.
La ONU estimó que al menos una de cada cuatro personas se verá afectada por escasez recurrente de agua para el año 2050, por lo que para garantizar el acceso universal al agua potable segura y asequible para todos en 2030, estima necesario realizar inversiones adecuadas en infraestructura, proporcionar instalaciones sanitarias y fomentar prácticas de higiene.
Esta es la meta del Objetivo para el Desarrollo Sostenible 6, pero asegurar el agua potable segura y asequible universal implica llegar a más de 800 millones de personas que carecen de servicios básicos y mejorar la accesibilidad y seguridad de los servicios para más de dos mil millones.
Mencionó que en 2015, alrededor de seis mil 500 millones de personas carecían de servicios de saneamiento administrados de manera segura (con excrementos adecuadamente dispuestos o tratados) y dos mil 300 millones carecían incluso de saneamiento básico.
Asimismo, el 71 por ciento de la población mundial, unas cinco mil 200 millones de personas, tenía agua potable administrada de manera segura en 2015, pero 844 millones de personas aún carecían incluso de agua potable básica.
El 39 por ciento de la población mundial, 2.9 mil millones de personas, tenía saneamiento seguro en 2015, pero otras 2.3 mil millones de personas aún carecían de saneamiento básico, por lo que se considera que 892 millones de personas defecaron al aire libre.
Por otra parte, 80 por ciento de las aguas residuales se vierte en vías fluviales sin un tratamiento adecuado, y el estrés hídrico afecta a más de 2 mil millones de personas, cifra que se proyecta va a aumentar.
Finalmente indicó que aunque el 80 por ciento de los países ha sentado las bases para la gestión integrada de los recursos hídricos, el mundo ha perdido el 70 por ciento de sus zonas húmedas naturales en el último siglo.
