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Laguna: la carta de la comunidad médica

ÉDGAR SALINAS URIBE

Se rebasó la cifra de 35 mil personas oficialmente fallecidas por COVID-19 en México. Sin embargo, la subestimación hace suponer que la cifra real es todavía más aterradora y dramática. Solo en la ciudad de México el propio vocero federal reconoció que la cifra puede ser tres veces mayor, en tanto que un estudio de Mario Romero y Laurianne Despeghel reveló un exceso de mortalidad en lo que va de 2020 respecto al mismo periodo de 2016 a 2019 de 190 por ciento (no necesariamente atribuible en su totalidad al virus). Por otra parte, los científicos creadores del modelo matemático AMA, el referente utilizado por la autoridad sanitaria federal, reconocieron en su informe del 18 de junio que dicho modelo había "perdido capacidad predictiva y no ajustaba bien la dinámica de la epidemia después de los acmés". Se dieron a la tarea de mejorar el anterior y trabajar en la versión AMA-2.

El viernes pasado la realidad se impuso al vocero federal: usó por primera vez el cubrebocas despreciado por él durante toda la crisis, hasta esa tarde. Pero no solo eso, también anunció la no actualización del semáforo de riesgo con lo cual se sumaba a la cadena de memes fallidos en la estrategia de gestión, como los municipios de la esperanza y, desde luego, el efímero modelo de vigilancia epidemiológica centinela. Ese mismo viernes, quien tantos suspiros arrancó en multitudes desprevenidas, hizo alusión a la Comarca Lagunera solicitando a la población reducir lo más posible la movilidad en esta región (curiosamente en un tuit posterior señaló que, con el semáforo de la semana anterior, Durango se mantenía en naranja y Coahuila en rojo, así que media Comarca en naranja y la otra en rojo). Varias semanas antes de ese llamado, el Consejo Cívico de las Instituciones Laguna había hecho uno en el mismo sentido sustentando el llamado en las fuentes utilizadas por la autoridad federal, esto es, Google y redes sociales.

Por la mañana del 11 de julio, circuló la carta firmada por Médicos de la región Laguna vinculados a la Mesa de Salud en la que enviaron una petición a las y los alcaldes de la región para "procurar un mayor control de contagio por el SARS COV 2 en La Laguna".

En la carta, los médicos puntualizaron el escenario actual de la región: alto número de casos, comportamiento ascendente de la curva, saturación de hospitales, mayor número de defunciones, alto porcentaje de infección y agotamiento físico y psicológico del personal de salud, tasa de mortalidad en personal de salud de las más elevadas del país y testimonios recurrentes de pacientes contagiados en reuniones sociales y ambientes familiares.

Ante esto, proponen cuatro acciones para ser ejecutadas en la región: uso obligatorio de cubrebocas, señalética en "zonas de alto riesgo de contagio", vigilancia para el cumplimiento de protocolos en todos los espacios reactivados, no desplazamiento de la población entre as diez de la noche y las cinco de la mañana para evitar reuniones. La carta enviada a alcaldes señala copia a los dos gobernadores y hace un llamado a la coordinación de esfuerzos.

Leo la carta de los médicos en el contexto ya puntualizado en la propia misiva, pero también en un entorno ausente de coordinación eficaz entre gobiernos y la gestión fallida de la crisis. Sin embargo, cabe tener presente que, de acuerdo con el artículo cuarto de la Ley General de Salud, son autoridades sanitarias el presidente de la República, el Consejo de Salubridad General, la Secretaría de Salud y los gobiernos de las entidades federativas. Recomiendo, dicho sea de paso, el texto "Reflexiones constitucionales sobre el Consejo de Salubridad General", del exministro José Ramón Cossío Díaz, Lorena Goslinga, Raúl Mejía y Rodrigo Montes de Oca.

De los seis alcaldes de la región, cuatro son profesionales de la salud: Marina Vitela, Horacio Piña, Jonathan Ávalos y Patricia Grado. Supondría en ello una buena noticia para la respuesta eficaz que el reto exige. El trabajo de los gobernadores ha sido permanente frente a la crisis. Considero, entonces, que hay condiciones para fortalecer la coordinación apelando también a la sensibilidad de los alcaldes de Torreón y Lerdo. La participación y compromiso de la sociedad civil organizada ha sido excepcional. Nos falta dar un paso de mayor responsabilidad como comunidad y en especial en el principal segmento vector del virus en la región según las estadísticas: la población entre 24 y 45 años.

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe

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