Ayer se dio a conocer el fallecimiento del sacerdote Rogelio Valles Lozano a los 79 años de edad, víctima del COVID-19. (CORTESÍA)
En este mes de noviembre han fallecido por COVID-19 tres sacerdotes de la Diócesis de Torreón. Ayer se dio a conocer la tercera muerte y fue del padre Rogelio Valles Lozano de 79 años de edad. Ante esta lamentable pérdida, el obispo de la ciudad Luis Martín Barraza Beltrán; el obispo emérito José Guadalupe Galván Galindo y el presbiterio oraron por su eterno descanso.
En la página oficial de Facebook, la Diócesis hizo público el deceso y citó lo siguiente: "Oremos por nuestro hermano Rogelio, presbítero, elegido para hacer las veces de Cristo en medio de la comunidad cristiana, para que sea contado entre los servidores fieles y reciba el premio de sus trabajos (Ritual de exequias)".
La comunidad católica recuerda al sacerdote como un excelente guía espiritual, que practicaba la humildad y que era un fiel representante de la iglesia.
Antier también murió por coronavirus el sacerdote Rodolfo Reza Palomares de 81 años de edad y a principios de noviembre, también se informó del fallecimiento del padre Roberto Carlos Palacio Arrieta de 35 años.
El vocero oficial de la Diócesis de Torreón, José Luis Escamilla Estrada, lamentó estos tres fallecimientos y agregó que hasta ahora hay siete sacerdotes contagiados del virus SARS-CoV-2 que se encuentran cumpliendo con el aislamiento domiciliario.
Escamilla Estrada pidió a la ciudadanía no relajar las medidas sanitarias y atender de forma estricta las disposiciones de salud como el uso del cubrebocas y la sana distancia. Cabe hacer mención que en la actualidad las iglesias católicas operan al 30 por ciento de su capacidad total. Entre los protocolos para celebrar la santa misa en La Laguna se encuentra la instalación de filtros de supervisión con termómetro a distancia para restringir el acceso a personas con temperatura por encima de los 37.5 grados o con síntomas catarrales así como usar gel antibacterial y ofrecerlo antes de dar la comunión a los feligreses y al abandonar el recinto. También se ha fomentado la no asistencia de las personas de los grupos de riesgo como los adultos mayores, niños y niñas y personas que padezcan alguna enfermedad.
