Desafortunadamente, en los ejidos está muy arraigado el machismo, consideró la encargada del albergue para las mujeres ubicado en Matamoros. (EL SIGLO DE TORREÓN)
De las cerca de 50 atenciones que se han ofrecido en el Albergue para las Mujeres María Elena Sánchez Maciel, ubicado en Francisco I. Madero, alrededor del 70 por ciento tienen que ver con violencia intrafamiliar.
La directora del albergue, Brenda Gisela Trueba, aclaró que en la institución se ofrecen diversos apoyos como asesoría legal, apoyo psicológico, médico y alojamiento para aquellas personas de las comunidades rurales que por cuestiones de salud permanecen en la cabecera municipal, ya sea porque están a punto de dar a luz o bien porque tienen un familiar hospitalizado; sin embargo, reconoció que desde la apertura del lugar, la mayoría de las solicitudes de apoyo tienen que ver con mujeres violentadas.
Destacó que generalmente los casos son por violencia física, mientras que en menor proporción (cerca de un 20 por ciento), están relacionados con violencia verbal, psicológica y económica.
Mencionó que hay tres mujeres que sufrieron violencia extrema, de los cuales uno ya es un caso de "éxito", pues la afectada, una joven de 25 años, huyó con su bebé huyó de su agresor, superó el miedo y logró conseguir un trabajo bien remunerado.
La funcionaria consideró que son pocas las mujeres que han decidido pedir ayuda tomando en cuenta que Madero es un municipio prácticamente rural, pues desafortunadamente en las comunidades aún está muy arraigado el machismo, por lo que insistió que se trabaja para erradicar la situación.
"Nosotros no somos una institución que venga a romper familias y a empoderar a las mujeres para que dejen su familia, es hacerlas entender que si la familia se puede rescatar y volver armar, perfecto; pero si ya es una situación donde hay riesgo, la canalizamos".
Por su parte, la psicóloga del albergue, Odemal Mildre González, expresó que para la mayoría de las mujeres que son violentadas les es difícil salir de ese círculo por la educación que recibieron en sus casas, ya que incluso si piden apoyo son severamente señaladas o rechazadas o bien por cuestiones económicas creen que no serán capaces de sacar adelante a sus hijos.
Destacó que casi la mitad de las mujeres que se encuentran en esas circunstancias no terminan el proceso de acompañamiento que se le ofrece, pues repitió que justamente por su educación llegan al grado de normalizar el tipo de violencia del que son objeto.
