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Bucear en dichas ajenas

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ALEJANDRO TOVAR

Asistidos por las teorías de Sigmund Freud (1856-1939) judío austriaco, padre del Psicoanálisis, uno accede a considerar lo que dice: “el inconsciente devuelve los recuerdos y los humanos siempre tomamos por despistados, el atajo de la ilusión”. Nos dejamos llevar por ansiedad, por amor, por entusiasmo, por esperanzas, por el simple deseo de encontrar una forma de felicidad.

Porque la gente santista deja la culpa completa al árbitro Oscar Mejía y al VAR de un penal no marcado y otro otorgado en contra. Mejía se equivocó siempre porque su nivel no es de primera y sus reiteradas actuaciones negativas lo comprueban. Es uno de los varios elementos que no son confiables y Arturo Brizio los sostiene pero los reales protagonistas fueron Acevedo y Navarro.

El arquero fue figura y Fernando, una especie de super ratón eléctrico, dejó en toda la cancha, su sello de futbol. Aparece como lateral derecho pero luego es volante y hasta goleador. Un crack. Y la gente debe estar orgullosa porque la patrulla juvenil de Almada tuvo al campeón en vilo. No hizo más porque su plantel no tiene profundidad, ni riqueza de nómina y valores del rival; sin embargo, fue un torrente de vigor, de lucha y esfuerzo, una máquina de vergüenza que impacta.

Frente a la tv, uno espera que en cualquier momento Almada colapse con un infarto, porque sufre, se agita y desgañita. El hombre ha gestionado ya su futuro. Tiene un plantel corto y joven, con extranjeros que solo han funcionado en un 50%, porque tiene también varios turistas y lucha contra todos con un estilo de ráfaga, con chicos programados para codearse con Jesse Owens. El DT hará un gran contrato con el mismo Santos o cualquiera de los grandes clubes en México.

Mientras, se comprueba también que Cruz Azul tiene la leyenda pero no los éxitos y como que muchos le creerán o perdonarán hasta que gane títulos, por más que ahora tenga diez triunfos al hilo pero no es fácil soportar las maneras de la gente rencorosa, aunque siempre será un equipo que tiene esa rara especie de gigante, porque toda la vida ha tenido a la mano una carta ganadora.

Ahora mismo ubicamos gente que habla con nostalgia de Horacio, Muciño, Palencia y Hermosillo, cuando el placer está en comprender y apreciar el estilo de Cabecita, que perfilado con cualquier pierna, se mira experto en diagonales, en pique corto y en puntería de apache, con ese joven Luis Romo (25) que huyó del béisbol en Ahome, Sinaloa para aparecer en Querétaro y ahora se puso la casaca de estelar para emular en asistencias a Pulido, Bustos, Joel y Victorino.

En el reciclaje del futbol, se ratifica el pensamiento de Freud, donde tenemos la obligación los fans de derrotar a los demonios particulares, porque los recuerdos tiran de otros, van y vienen pero lo real y lo único es el presente, por más que muchos tiren miradas al pasado al no sentirse atraídos por lo actual. Lo cierto es la tarea de Juan Reynoso, que se levantó de la tumba a ganar. Lo cierto es el trabajo de Almada, con méritos como Tena, Galindo, Quirarte, Daniel y Caixinha, aunque a un mundo de pasiones no le podemos exigir prudencia y serenidad.

Alejandro Tovar // [email protected]

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