a Agencia Espacial Europea (ESA) tiene para 2025 una hoja de ruta más verde, comercial e inclusiva, con la que quiere aumentar su cooperación con la Unión Europea (UE) y la industria y reducir su huella climática. (ARCHIVO)
La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene para 2025 una hoja de ruta más verde, comercial e inclusiva, con la que quiere aumentar su cooperación con la Unión Europea (UE) y la industria y reducir su huella climática.
Su director general desde el pasado 1 de marzo, el austríaco Josef Aschbacher, subrayó este miércoles en la presentación de esa agenda que el organismo, de 22 miembros, debe centrarse en sacar el máximo partido a su experiencia y capacidad industrial.
Fortalecer su relación con la UE, impulsar la comercialización, ampliar los programas orientados a proteger la seguridad de la ciudadanía, desarrollar nuevas misiones espaciales ambiciosas y garantizar una plantilla con mayor equidad de género y diversidad son sus cinco prioridades para los próximos cuatro años.
"Hay que ser más reactivo para ser relevante para las compañías y garantizar que se aporta valor añadido", dijo su máximo representante en una conferencia de prensa telemática, donde abogó por un debate profundo con la UE que sirva para marcar el camino deseado.
La ESA calcula que la industria espacial global puede generar ingresos de al menos 1 billón de dólares anuales en 2040, desde los cerca de 350,000 millones actuales, y no quiere quedarse atrás frente a competidores como Estados Unidos o China.
CAMBIOS EN EL MERCADO
El rápido incremento de las actividades espaciales comerciales ha traído consigo una reducción tanto del tamaño de los satélites como del coste de los lanzamientos y una apertura del sector a nuevos actores.
Para beneficiarse totalmente de esa dinámica, la ESA quiere facilitar el acceso al capital privado, ofrecer su experiencia técnica a nuevos socios, algo que tradicionalmente ha reservado a proyectos propios, y duplicar su gasto en tecnologías de vanguardia.
La agencia también prevé simplificar el acceso a sus programas, actividades e instalaciones técnicas y contar con una red de laboratorios que se beneficien de iniciativas existentes y estén centrados en la creación de innovaciones listas para su adopción en el mercado.
Su proyecto a corto plazo prevé también que el puerto espacial europeo de Kurú, en la Guayana francesa, esté en línea con las crecientes necesidades de lanzamientos, y el organismo está abierto a evaluar posibles nuevos enclaves.
La ESA defiende que la colaboración es clave y así lo refleja su intención de reforzar su trabajo con otras agencias. Su objetivo es llegar a un acuerdo con la estadounidense NASA para que a finales de la década un astronauta europeo haya pisado la Luna.
Estar listo para las metas fijadas requiere, en su opinión, mayor efectividad y atractivo.
Una quinta parte de su plantilla actual se jubilará en 2025 y se quiere aprovechar esa coyuntura para que el personal sea más diverso.
En estos momentos, el 28.6 % de su personal son mujeres y estas solo ocupan uno de cada seis puestos directivos. La ESA quiere que para 2025 al menos el 40 % de sus nuevas incorporaciones sean mujeres y también quiere mejorar la inclusión de trabajadores LGBT+.
Entre sus planes figura igualmente mejorar su responsabilidad medioambiental: para 2030, quiere reducir en un 46.2 % sus emisiones de gases con efecto invernadero respecto a 2019.
La cumbre espacial de 2022 será el momento de anunciar oficialmente nuevos programas y de garantizarse la financiación de sus países miembros.
En 2019, el gasto público espacial de Estados Unidos llegó a unos 40,000 millones de euros, frente a los 10,500 millones en Europa, destacó este martes la agencia, que defiende que para subir de nivel debe asegurarse de tener al menos una inversión adecuada en sus áreas prioritarias.
