Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

EL PROGRAMA BRACERO Y SU RETROCESO

LUZ MARÍA LÓPEZ MEZA

El pasado mes de febrero se celebró reunión virtual entre los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador, en esta primera reunión oficial, discutieron sobre algunas prioridades de cooperación entre Estados Unidos y México, que por supuesto un asunto en la agenda era el tema de migración. Antes de la reunión, López Obrador advirtió que propondría un programa de migración laboral similar al Programa Bracero establecido en 1942, cuya finalidad era mitigar la escasez de mano de obra de estadounidenses como resultado de la Segunda Guerra Mundial.

Este programa fue creado por un acuerdo binacional que procuraba proporcionar mano de obra de trabajadores mexicanos agrícolas a campos de cultivo estadounidenses que funcionó de 1942 a 1964.

Varios investigadores han documentado del funcionamiento de este programa y se encontraron que existieron muchas injusticias; como el estar hacinados cientos de mexicanos en espacios reducidos, el trato humillante para ser contratados, los desnudaban para revisión de alguna enfermedad que pudiera ser contagiosa, o por piojos, el pago de un dólar por hora, ($12.5 pesos) según la época; abuso excesivo de los derechos humanos y laborales por parte de los patrones. Este programa facilitó a los contratistas estadounidenses la explotación de los trabajadores mexicanos, por lo que únicamente fueron beneficiados los dueños de plantaciones en el sector agrícola, principalmente.

En esta primera entrevista, López Obrador planteó al presidente Biden, que se ampliara el número de visas de trabajo temporal y así evitar la migración irregular, como parte de un nuevo plan laboral como lo fue el programa bracero.

Ambos países deben buscar modelos alternativos que beneficien a miles de familias tanto centroamericanas como mexicanas que siguen desplazándose hacia Estados Unidos, ya que este país sigue siendo el destino más atractivo para los migrantes no solo para Latinoamérica, sino para el mundo.

México primeramente debe atender las causas estructurales que frenan el crecimiento económico y la generación de empleos, evitar que exista un mayor número de desplazados internos procedentes de Michoacán, Veracruz, Guerrero, Oaxaca, estados que han sido fuerte golpeados por la violencia y el crimen organizado, y regresar a un programa similar como lo fue bracero sería retroceder en injusticias laborales, desigualdades, y sobre todo violaciones a derechos humanos.

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