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Circunstancias

FRANCISCO PINEDA

Desde su inicio hace más de tres años, esta columna ha tenido el propósito principal de indagar y analizar tópicos relacionados a situaciones de la conducta humana con la meta de despertar curiosidad, generar conversación informal, y quizá estimular exploración sobre los temas presentados. A través del método de investigación bibliográfica, consultas con excompañeros de trabajo en el campo de salud mental, y conversaciones en algunos grupos sociales, los artículos han intentado presentar información sobre circunstancias de la vida, algunas superficiales, y otras de más profundidad. Por supuesto, también he ofrecido mi modesta opinión. En el artículo de hoy compartiré una breve reflexión sobre la importancia de nuestras circunstancias, a las que llamo también "cosas de la vida."

La idea de circunstancias que he intentado transmitir son aquellas situaciones, condiciones, o cosas de nuestra vida diaria que muchas veces son inesperadas, inevitables, o fuera de nuestro control, y que tienen impacto en nuestra salud física y mental. Estas situaciones pueden ser creadas por un ambiente externo (nuestro alrededor) o un ambiente interno (cuerpo, mente o carácter), y normalmente se presentan en ciertos contextos, por ejemplo, lugares, horas, ciertas personas, etc. Es decir, las circunstancias pueden ser nuestro estado físico y/o mental, un accidente, la condición del clima, gente que conocemos, etc. y pueden ser favorables o desfavorables.

Existe gente que tiende a verse como consecuencias o "víctimas" de estas circunstancias, especialmente en las cosas que son desagradables o dañinas, y con un impacto costoso o incierto. Por ejemplo, la aparición de un inesperado fenómeno biológico llamado COVID-19 el cual ha creado estragos en muchas partes del mundo; o la situación socioeconómica y de violencia de un país debido a sus condiciones políticas. Lo relevante de este concepto es que nuestras experiencias personales, bajo circunstancias favorables o desfavorables, se manifiestan en expresiones emocionales (felicidad, agradecimiento, depresión, ansiedad, enojo, odio, etc.) y generalmente los factores causales están más asociados al estado de nuestras mentes, que a lo que sucede a nuestro alrededor, o sea, a nuestras circunstancias.

Usemos como ejemplo los casos de las personas exitosas (lo que quiera decir esto). David Brooks, columnista del periódico New York Times, dice que la gente sobresaliente, no necesariamente es exitosa por naturaleza, sino que es resultado de una combinación de oportunidades que fueron dadas a través del tiempo y de alguna manera (sus circunstancias), y las características de su propio carácter. Este ultimo incluyen aspectos de valores morales esperados por la sociedad; una inteligencia emocional y sociocultural elevada o promedio; y una habilidad de enfocar su atención en sus metas sin distraerse con estimulación que no es productiva. Es decir, son personas con un carácter favorable que se desenvolvieron en un lugar ideal, en un momento adecuado, y alrededor de la gente adecuada para lograr el éxito. No siempre podremos tener, o ser quien queremos ser, a menos que nuestras circunstancias sean favorables. Entonces, la pregunta es: ¿En que proporción nuestras oportunidades en la vida, y nuestra personalidad o carácter, son factores determinantes de nuestro destino? Este tema ha sido discutido en muchos foros informativos y las perspectivas por supuesto han sido diversas. Varias disciplinas como la Psicología, la Filosofía, la Biología, y la Religión, entre otras, ofrecen perspectivas muy específicas a su campo.

En la actualidad nuestras circunstancias han sido, y siguen siendo, seriamente impactadas por una diversidad de eventos sociales, culturales, políticos, económicos, y biológicos. La situación política que viven muchas naciones como resultado de ideologías y doctrinas extremas (grupos radicales liberales y conservadores) han estado generando división y, conflictos sociales y culturales. La "pesadilla" de una pandemia que ha causado enfermedad, muerte, confinamiento, y caos económico, ha provocado un desequilibrio, a la fecha, difícil de calcular en cuanto a su culminación e impacto en el largo plazo. Circunstancias que a muchos nos han hecho reflexionar sobre nuestra salud y la de nuestros seres queridos, libertad, y la esperanza de que pronto entraremos a un nivel aceptable de "normalidad," y quizá, a un mejor entendimiento sobre las cosas de la vida.

Finalmente, aprovecho la oportunidad para informar a los lectores de esta columna que he decidido emprender otros proyectos, por lo tanto, me ausentaré por un tiempo indefinido. Mi agradecimiento sincero a todos los lectores que se interesaron en la columna, a El Siglo de Torreón que permitió su publicación, y a todos aquellos que contribuyeron en su contenido. ¡Hasta luego! [email protected]

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