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¿Tendrá los arrestos?

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

La mañana de ayer durante el noticiero habitual del canal 2 de Televisa denominado Despierta, ese que tantos años condujo el periodista Carlos Loret de Mola, se enlazó de manera directa a la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Como la interconexión se hizo de manera intempestiva, el presidente había ya empezado a brindar un mensaje en el que se informaba que su Administración había llegado a un acuerdo con aquellas personas que en el pasado habían obtenido contratos para atender las necesidades alimentarias de los reos recluidos en los Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos) con pingues ganancias para los privados en detrimento de la hacienda pública.

López Obrador señaló que ese acuerdo contemplaba detener la sangría hacia el erario que en el pasado se había permitido por la endémica corrupción del sistema político mexicano que, según las palabras del propio presidente, ha sido desterrado desde que asumió la primera magistratura del país.

Según las cifras dadas a conocer durante el mensaje presidencial, esa revisión que hizo su Administración le significará un ahorro de dos mil quinientos millones de pesos anuales, cantidad suficiente para la construcción de todos los cuarteles que la Guardia Nacional necesita construir a lo largo y ancho de México para lograr una cobertura completa.

"Cada cuartel costará 25 millones de pesos", dijo el presidente exaltado, ya que con el ahorro conseguido se podrán construir hasta 100 centros operativos de su policía nacional. Esta promesa de construcción contempla una extensión territorial de 10 mil metros cuadrados donde, además de los necesarios dormitorios, baños, cocinas y comedores, contemplan salas de estar, jardines, áreas verdes, zonas de entrenamiento policial y hasta una cancha deportiva.

Todo será construido por ingenieros militares, compartió el presidente, señalando que, bajo la batuta de los profesionales de la construcción castrense, los nuevos cuarteles serán edificados con apenas una cuarta parte de lo que hubieran costado en el pasado cuando esas obras eran asignadas a particulares.

De 100 a 25 millones es la reducción del costo que, según el mandatario, se ha logrado simplemente erradicando lo que él presume como la corrupción habitual del pasado.

En el remate de su mensaje sobre este tema, el licenciado López Obrador señaló que con los simples ahorros producto de la honestidad que él pregona es suficiente para que el presupuesto alcance para todas las necesidades de los mexicanos que el Estado debe brindarles.

Ciertamente son encomiables los esfuerzos que el Gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación está realizando en pos de la defensa del erario nacional. Durante más de dos años ha quedado de manifiesto lo que ciertamente ahora desde el poder federal se ha hecho para detener las prácticas corruptísimas, que solían realizarse en el pasado inmediato y que justo en el sexenio de Enrique Peña Nieto llegaron a tales niveles de descaro que facilitaron en mayor medida el triunfo holgado del actual presidente de la república.

Sin embargo, el presidente fue impreciso o quizá hasta mentiroso al decir con simpleza que con el combate a la corrupción el presupuesto público de México alcanza.

El nivel recaudatorio de México apenas ronda el 20% del Producto Interno Bruto. Con este porcentaje sencillamente es imposible que se alcance a cubrir las necesidades del pueblo, máxime en una sociedad tan desigual.

Los países más igualitarios de Europa, de tamaño considerable y que tiene menores índices de desigualdad, particularmente los de la región del mar Báltico, como Dinamarca, Suecia o Noruega, captan más de 40 % de su PIB. Nuestros socios del norte, los Estados Unidos y Canadá, recaudan 25 y 30 % respectivamente. Brasil y Argentina en Sudamérica reportan tasas del 36 % y 28 %.

Claro que la honestidad ayuda a que el presupuesto actual alcance para más, pero es una falacia que solo con eso se pueda realmente transformar a México.

Mientras el presidente no promueva una verdadera reforma fiscal, su Gobierno terminará inexorablemente en el 2024 con muchas tareas pendientes simplemente porque no se contará con los recursos necesarios. Habrá que ver si Andrés Manuel tiene los arrestos y el sentido de responsabilidad para hacer la reforma necesaria.

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