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Luis Jorge Boone

Luis Jorge Boone: letras que retratan a Monclova

El escritor coahuilense conversa en el Día Internacional del Libro

Coahuilense. Las letras de Luis Jorge Boone emplean a Monclova y sus alrededores para construir el ambiente de sus textos literarios.

Coahuilense. Las letras de Luis Jorge Boone emplean a Monclova y sus alrededores para construir el ambiente de sus textos literarios.

SAÚL RODRÍGUEZ

Monclova es la tercera urbe más importante de Coahuila. Un territorio cuyo calor hostil suele rebasar los 50 grados centígrados en verano y donde la pasión por el béisbol dialoga con su legado industrial. Ese es el sitio literario donde se desenvuelven las historias del escritor Luis Jorge Boone, quien ha publicado su reciente compendio de cuentos Suelten a los perros, bajo el sello de Ediciones Era.  

Según el autor, cuando se es joven surge una cuestión: "¿Quién puedo ser?". Más allá de quién se es, lo cercano es rechazado. La mirada está puesta hacia un horizonte al que se pretende arribar y, así, la imaginación despierta.

"Eso me sucedió a mí. Al principio buscaba territorios literarios extraños, aunque tuvieran algo de Monclova. Cuando leí a Borges, por ejemplo, no tenía nada que ver con Monclova y yo estaba fascinado. Cuando leí a García Márquez también, decía: 'Bueno, también hace mucho calor', pero es lo único, la selva y la exuberancia era lo distinto".

Sus inicios como lector de poesía le trazaron experiencias y paisajes fuera de su radar. En consecuencia, quiso ir hacia ellos. "Cuando uno es joven quiere encontrar los temas literarios yéndose, saliendo al mundo, en busca, ampliando, olvidándose de lo que dejó atrás".

Sin embargo, pronto descubrió la literatura de Daniel Sada y Cormac McCarthy, quienes en las novelas Albedrío (1989) y Todos los hermosos caballos (1992) hablan de Monclova y sus alrededores. Sus lecturas maravillaron a Boone porque "esa calidad y esa potencia del lenguaje que tienen ambos se podían ejercer a partir de esas cosas que yo tenía en casa, que yo podía ver al salir".

Por eso un día salió de la casa de sus padres en ciudad Frontera, tomó un autobús hacia el centro de Monclova, descendió y leyendo un ejemplar de Todos los hermosos caballos, recreó un pasaje donde un personaje caminaba por esa zona. "Me emocionó mucho porque dije: 'Esto puede ser material literario. Mi ciudad puede ser material literario'. Yo lo que quiero es usar esto, usar lo que yo veo, que todo esto pueda ser literatura".

LA OBRA

Los cinco cuentos que constituyen a Suelten a los perros, obra ganadora del Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2019, son textos que le llevaron años al autor, pues al momento de escribir procura ser minucioso. El escritor francés Michele Houllebecq llama a esto "núcleo de necesidad", en referencia a que los textos forman una especie de masa para poder moldearse.

"No me gusta apresurar los cuentos. Escribir cuentos de una sentada prácticamente nunca se me ha dado en la vida. Mis ideas me acompañan durante muchos años para poder habitarlos y quedarme ahí, incluso para que la cabeza tenga oportunidad de crear esos pequeños surcos mentales, que recorres una y otra vez, y a los que vas corrigiendo y añadiendo cosas nuevas".

En estos cuentos, Luis Jorge Boone construye personajes heridos que han perdido algo en diferentes contextos o circunstancias. Monclova es el mapa de todas las historias. Se mencionan distintos sitios como el bulevar Pape, algunos barrios de la urbe y la vecina ciudad de Frontera.

"Uno absorbe temas en la infancia, en la adolescencia, en la primera juventud, y en la madurez tratamos de concretarlos".

Boone hace referencia a 'Mi vida con la plagas', cuento que abre el libro y donde el protagonista es una persona desubicada, pues no ha podido realizarse y vive las peores experiencias de la ciudad, de la familia, de las relaciones de pareja y de la vida social.

"Todos hemos estado en situaciones a disgusto que nos hacen la vida imposible, pero tampoco le buscamos una solución. Quise dar ese panorama de cuántas cosas en la vida nos molestan y no nos atrevemos a ponerles fin hasta que ya estamos hartos".

El tema de las relaciones continúa y, con una voz en tercera persona, el coahuilense forja 'Quimera en la mañana', donde las desconexiones e inconexiones afloran en lo absurdo. El protagonista vive el amor a su manera, pero por su ignorancia lo hace de forma errónea. Por eso Boone sintió la necesidad de contarlo desde fuera.

"De reconocer el dolor, de reconocer la desconexión donde hubo una conexión y de la inconexión donde nunca hubo nada. Yo quería darle un tono totalmente distinto al resto de los cuentos y por otro lado poder ver las acciones, el actuar de este personaje".

Mientras tanto, el tercer relato, 'El club de salir a correr los viernes', fue de los más calculados. Al contrario de los otros cuatro, contiene un final que se aproxima a la felicidad. No se trata de una felicidad donde se consigue lo deseado, sino una que invita a aceptar los cambios.

El protagonista se enfrenta a sí mismo al percatarse de que hay personas pasándola mal, por lo que se transforma un poco en alguien distinto. "Una cosa que hacen los personajes y que hacemos todos es pensar que el universo nos tiene tirria: '¡Yo soy el más desgraciado! ¡Yo soy el más infeliz! ¡Yo sufro como ninguno! ¡Yo inventé el dolor!'. Todos los personajes están un poco así'".

Contemplar el vacío, en ocasiones, provoca que se quiera llenar ese hueco con uno mismo. Esa es una de las reflexiones que Boone escribe en 'Cien fotografías iguales' el cuarto cuento. "El horror al vacío no lo toleramos. Una de las experiencias más límite es enfrentarnos con alguna evocación del vacío o de la nada: la muerte, la ausencia, la falta de vida interior, el vacío mental. A mí me interesan estas cosas que también son cosas de la vida. Pero lo más que nos pasa es tener miedo y tratamos de borrarlo".

El libro cierra con 'Las glorias del cine al alcance de todos', cuya idea germinó en la mente de Boone desde hace casi una década.

Al momento, Suelten a los perros solo está disponible en formato virtual a través de la página de Ediciones Era y algunas librerías, se espera que para el mes próximo ya pueda encontrarse en formato físico

DÍA DEL LIBRO

En el marco del Día Internacional del Libro, Luis Jorge Boone celebra un objeto que "es muchas cosas a la vez", porque además de una mercancía constituye la oportunidad de enriquecer la vida humana.  

"Uno lee para enriquecerse, para divertirse, para quitarse lo aburrido y eso ya es una cosa que deberíamos siempre tener en la vida. La vida es sumamente tediosa, aburrida. Los cambios nos apabullan, las imposiciones nos avasallan, la rutina nos mata. Pero podernos asomar a todas esas imaginaciones, experiencias e ideas de mundo, desde la divulgación científica, la novela y la poesía, o mediante el lenguaje saber que no tenemos la verdad absoluta y no tendríamos por qué tenerla".

El lenguaje, el contacto con otros también nutre la experiencia del ser humano. Ese factor es celebrado por Boone, quien vislumbra puentes entre la imaginación y señala el "pequeño milagro" que se da cuando una idea del autor logra adentrarse en el mundo del lector.

"Yo celebro eso: un objeto alrededor de sus prácticas, de sus tribus y de sus rituales. Desde muy joven dije: 'A mí no me interesan otras cosas en el mundo tanto como esto. Así que quiero vivir alrededor del libro'".

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