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El patrimonio de los murales en La Laguna

¿Qué función tiene un mural?

FOTO: RAMÓN SOTOMAYOR

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SAÚL RODRÍGUEZ

En La Eneida, el poeta Virgilio relata cómo Eneas observa imágenes de la Guerra de Troya plasmadas en el muro de un templo de Cártago. El héroe troyano comenzó a llorar, pues contempló una escena donde su pueblo fue derrotado. Es el “sunt lacrimae rerum”, las lágrimas de las cosas, esa emoción que sacude el alma al contemplar una obra de arte.

¿Qué función tiene un mural? ¿Para qué sirven esas imágenes que abrazan el relieve de una pared, de un muro? La investigadora lagunera Idoia Leal Belausteguigoitia, autora del libro ‘Arte mural en La Laguna. La historia, a través del color’, indica en entrevista que el mural puede contar una historia o abordar distintas narrativas. Se trata de una posibilidad única otorgada por la pintura y la plástica.

“En La Laguna, los murales que hay cumplen la función de la época en que fueron hechos. Si te fijas, en los murales del Teatro Isauro Martínez (realizados por Salvador Tarazona), como es un teatro, un lugar de espectáculos, donde se reúnen las artes, la música, entonces los murales tienen ese tema. Vas a la Facultad de Medicina, antes de entrar al auditorio, ¿cuál es el tema? Los irritilas, una especie de chamán, las hierbas que empleaban, los ritos que hacían, y va avanzando el tiempo, y al final aparece el hombre con las moléculas y las células. ¿Qué nos quiere decir Raúl Esparza? Nos quiere decir que así como el universo es extenso, así son las moléculas”.

Idoia Leal Belausteguigoitia comenzó su investigación sobre los murales de La Laguna como respuesta al poco valor que se le ha dado al patrimonio artístico y arquitectónico en la región. Hay que conocer para amar, dice, por esa razón se dio a la tarea de realizar un extenso listado de los principales murales que sobreviven en la actualidad. Sí, Torreón es una ciudad joven, pero no carece de historia.

La investigadora, quien actualmente radica en Países Bajos, indica que un mural va más allá de lo decorativo, de llenar un espacio vacío al interior de determinado edificio. Este tipo de soporte artístico es capaz de brindar identidad al propio inmueble.

“Ya viste ese mural y ese edificio ya no se te olvida. Quizá cuando regreses vas a ver otro detalle que no viste la primera vez. Así se va cimentando ese goce estético”.

En La Laguna es posible apreciar un gran patrimonio artístico conformado por murales. Entre ellos se encuentran los ya citados frescos de Salvador Tarazona en el Teatro Isauro Martínez; las obras de Raúl Esparza en la Facultad de Contaduría y Administración, Facultad de Medicina, Banco Internacional del Norte de Gómez Palacio y el mural relieve del Templo de la Encarnación; el de Jorge González Camarena en el pilar del Edificio Monterrey; las obras de Juan Bueno Díaz y Alberti Ruiz Vela en el Hotel Río Nazas; el lienzo monumental del leonés Lázaro Zambrano en la Iglesia de la Sagrada Familia; los de Gilberto Aceves Navarro en el Teatro Isauro Martínez y en el Tecnológico de Monterrey; el de José Chávez Morado en el monumento a Hidalgo, sobre el bulevar Independencia de Torreón; el de Manuel Muñoz Olivares, reubicado en 2020 en el Complejo La Jabonera; los murales de Gerardo Beuchot en la antigua Estación del Ferrocarril y el Banco de México; el de Alberto Ruiz Vela reubicado en el auditorio del Museo del Algodón; el Arte MADI sobre el estudio de Alonso de Alba; los murales de Guillermo de Lourdes, Horacio Rentería Rocha y Raymundo Montoya de la Cruz en el Instituto 18 de Marzo, en Gómez Palacio; el de Gerardo Suzán en la Presidencia de Torreón; el de José Carlos Monreal en el Instituto Montessori y muchos otros.

“Nuestra identidad es eso: somos una ciudad joven, crecimos gracias al ferrocarril y lo que tenemos debemos apreciarlo; alguien más lo dejó porque tenía mucho amor por la ciudad”.

FOTO: RAMÓN SOTOMAYOR
FOTO: RAMÓN SOTOMAYOR

LOS QUE DESAPARECIERON

Se podría pensar que un mural realizado por un reconocido artista como Salvador Tarazona o Raúl Esparza convertiría automáticamente a un edificio en intocable. Sin embargo, la historia en La Laguna se ha encargado de demostrar lo contrario.

En la esquina de avenida Juárez y calle González Ortega, se levantaba el chalet de Lázaro de la Garza, el cual destacaba por su singular torreón. El edificio, en cuya sala-comedor Salvador Tarazona había pintado murales, fue demolido en 1977 y en su lugar se construyó un banco de insípida arquitectura.

“También, en la hemeroteca de El Siglo de Torreón, encontré unos murales de Tarazona, los cuales estaban en el Hospital Civil, lo que es hoy el Hospital Universitario. Claro, es lógico que en un hospital hay reformas y se tienen que mejorar las instalaciones porque va avanzando la tecnología, pero hay otros murales que no se debieron de haber perdido, que estaban en otro tipo de edificios”.

Otro de estos casos inverosímiles sucedió con la histórica Papelería El Modelo, ubicada en avenida Hidalgo y calle Zaragoza. Allí, Raúl Esparza pintó un mural en la década de los años cuarenta. Se trataba de una representación prehispánica del juego de pelota. La papelería cerró en 2014 y el inmueble se modificó para dar paso a un nuevo local comercial, donde actualmente hay un negocio de ropa.

Cabe señalar también que en el cruce de avenida Morelos y calle Rodríguez, existía otro mural de Raúl Esparza, el cual fue destruido. Un último mural de Raúl Esparza se encuentra en el edificio Vallina (Juárez y Morelos), inmueble que hoy en día permanece abandonado.

“Lo que se ha perdido es porque no ha habido interés, o no ha habido una mano que se levante y diga esto es valioso, vamos a conservarlo, a darle su manita de gato y que luzca en su esplendor”.

Idoia Leal Belausteguigoitia propone incentivar a artistas jóvenes para que sigan pintando murales, así mismo incentivar los relatos de aquellos que han sobrevivido a los años y dotan de identidad a La Laguna.

Si se quiere indagar con mayor profundidad en el tema de los murales en La Laguna, se puede consultar el libro de Idoia Leal Belausteguigoitia, el cual se encuentra a la venta en el Archivo Municipal de Torreón y también está disponible para consulta en la biblioteca del Museo Arocena.

“Nosotros tenemos también una labor de comunicar sobre los edificios que nos hacen sentir orgullosos”.

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