Dar a luz y no sentirse felíz es una realidad
La llegada de un bebé puede generar una variedad de emociones positivas, sin embargo, algunas mujeres pueden sentir melancolía o tristeza después de haber dado a luz.
Mayo Clinic indica que la melancolía posparto suele incluir cambios del estado de ánimo, episodios de ansiedad, llanto y dificultad para dormir. Comienza dentro de los primeros dos a tres días posteriores al parto y puede extenderse hasta dos semanas.
Asimismo, algunas madres pueden presentar un tipo de depresión de mayor gravedad y duración, a esta se le llama depresión posparto. También se le denomina depresión perinatal si comienza durante el embarazo y continúa hasta el nacimiento del bebé. En algunas ocasiones también se puede desarrollar psicosis posparto.
Melancolía posparto
Los síntomas varían y pueden ser de intensidad leve o grave. En la melancolía posparto sólo duran entre pocos días o dos semanas tras el nacimiento del bebé. Se incluyen cambios de humor, ansiedad, tristeza, irritabilidad, llanto, poca concentración, problemas de apetito, trastornos del sueño o sentirse abrumada. No debe confundirse la melancolía o tristeza posparto con la depresión puesto que en esta última los síntomas son más intensos y tienen mayor duración. Se debe tener especial cuidado debido a que puede interferir con la capacidad de cuidado del bebé y la realización de tareas cotidianas.
Depresión posparto
Pueden comenzar desde las primeras semanas después del parto, aparecer durante el embarazo o hasta seis meses después de dar a luz. Mayo Clinic menciona que una mujer con depresión posparto siente desesperanza, llora demasiado, le falta energía, tiene miedo de no ser una buena madre, tiene dificultad para establecer un vínculo con el bebé y siente inutilidad, vergüenza, culpa o inquietud.
Puede presentar cambios graves de humor, tener pensamientos sobre lastimarse a sí misma o a su bebé así como ideas recurrentes de muerte o suicidio. Posee menor capacidad para pensar con claridad, concentrarse o tomar decisiones. Además de perder el interés por las actividades que solía disfrutar, también se aleja de sus familiares y amigos, padece de intensa ansiedad, ataques de pánico, insomnio o, por el contrario, duerme demasiado.
Psicosis posparto
En este caso los síntomas son más graves y pueden causar pensamientos o conductas que pueden poner en riesgo la vida, por lo que el tratamiento debe ser inmediato. Se caracteriza por la sensación de confusión y desorientación, problemas de sueño, paranoia, demasiada energía, malestar, alucinaciones e ideas delirantes, pensamientos obsesivos acerca del bebé y hay intentos de lastimarse a sí misma o al bebé.
Sí hay salida
De no tratarse, la depresión posparto puede transformarse en un trastorno continuo y es posible que la madre deje de amamantar, tenga problemas para relacionarse con el bebé y para cuidarlo. Aún así, padecerla aumenta el riesgo de sufrir episodios futuros de depresión mayor.
Por otro lado, los hijos de quien la padece y no reciben tratamiento son más propensos a tener problemas de comportamiento e incluso emocionales. Tienen dificultades para dormir, llanto excesivo y retrasos en el desarrollo del lenguaje.
El tratamiento comprende psicoterapia, medicamentos o la combinación de ambos, según la Secretaría de Salud. De no funcionar, se puede optar por las terapias de estimulación cerebral como la terapia electroconvulsiva. En México, el Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes (INPer) se encarga de la resolución de problemas perinatales de alta complejidad como la depresión posparto.
